Todo el mundo conoce los daños que el humo de tabaco provoca en nuestros pulmones o en la garganta pero estos no son más que dos consecuencias de fumar, el organismo se ve mucho más afectado por esta adicción. Al menos esta es la conclusión a la que han llegado unos investigadores de la Universidad de Iowa que han elaborado un estudio, cuyas conclusiones acaban de ser publicadas en un artículo del American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, recogido por otr/press.
En esta investigación se explica científicamente, por primera vez, una relación directa entre el envejecimiento prematuro (Síndrome de Werner) y los daños que el tabaco provoca en las células. Concretamente, de acuerdo con los resultados del estudio, el tabaco va disminuyendo la cantidad de una proteína clave en las personas provocando que envejezcan antes. De hecho, fumar puede acortar la vida hasta en diez años.
Las personas que padecen el Síndrome de Werner, una enfermedad que afecta a más de 200.000 personas sólo en Estados Unidos, comienza a envejecer aceleradamente a partir de la adolescencia para terminar falleciendo de cáncer o de un problema cardíaco con 40 o 50 años. Para estos expertos, las similitudes con los fumadores no son casuales, y en el tabaco se encuentra la explicación.
Para llegar a esta conclusión, compararon células de los pulmones de fumadores con enfisema severo y de no fumadores sin problemas pulmonares. De este modo, comprobaron que este tipo de células, en los fumadores, había perdido su capacidad de dividirse o crecer, provocando el envejecimiento de la célula.
Aunque la solución de esta investigación no sorprenda a nadie, ya es un motivo científico y probado más para dejar de fumar.