Cafés solidarios

No nos cansaremos de repetir que la solidaridad más importante es la de los pequeños actos, la que se hace con pequeños gestos. Y así lo avala la experiencia. Prueba invitando a un café….

Existe una tradición napolitana desde siglo XVII llamada ‘caffé sospeso’ o ‘cafés pendientes’, que consiste en que cuando uno está contento por algo bueno que le ha ocurrido y va a tomar un café, deja pagado otro para que alguien necesitado se lo tome sin coste para él. Esta costumbre, cuyo germen se puede encontrar en los tiempos en los que Nápoles pertenecía al Reino de Aragón y estaba asfixiada por los impuestos exigidos por la metrópoli para costear sus guerras religiosas, ahora se está recuperando en estos nuevos tiempos de crisis. Y no sólo en Nápoles, sino que se ha extendido al resto de Italia. En 2010 surgió una red cultural, la Rete del Caffè Sospeso, que entre otras muchas actividades, decidió dedicarle el día 10 de diciembre (Día Internacional de los Derechos Humanos) a esta costumbre. A continuación, locales de la isla de Lampedusa (Sicilia), que estaba viéndose desbordada con la llegada de inmigrantes indocumentados que llegaban en pateras, también recuperaron la tradición. Del mismo modo que la crisis, aunque a un ritmo mucho menor que ésta, la iniciativa de los cafés pendientes también va traspasando fronteras.

En España ya va dando sus primeros pasos, aún pocos y pequeños, pero un joven barcelonés dedicado al marketing digital, Gonzalo Sapiña, se ha propuesto difundir los cafés pendientes por todo el territorio español. Ha creado una web en la que, desde el 26 de marzo, además de explicar en qué consiste esta campaña, se pueden consultar los locales que colaboran y facilitar la adhesión a los que estén interesados. Además hay restauradores que han tomado el concepto y le han dado un giro, como el Café Luna, en Asturias, que dan bocadillos, desayunos, etc., y otros que cambian tres cafés por una comida… En Madrid, de momento únicamente el Café Comercial (Glorieta de Bilbao) ofrece este ‘servicio’, pero hay confianza en que el fenómeno, sobre todo gracias a su difusión a través de las redes sociales, se vaya propagando por todos los rincones de España.

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