Caballos al rescate

La equinoterapia es de las últimas técnicas con animales aplicadas a mayores para tratar patologías como la depresión, la falta de autoestima o incluso problemas cognitivos y de motricidad.

El ser humano siempre ha establecido una relación muy especial con los animales con los que ha convivido y cada vez el concepto de ‘animal de compañía’ se va extendiendo a otras especies aparte de perros y gatos. Pero también esa ‘relación especial’ se va modificando y de hecho cada vez más se utiliza como terapias en sujetos con problemas cognitivos, motores o conductuales, entre ellos las personas mayores.

La relación con los animales supone para los mayores más que la ‘simple’ compañía, ya que la responsabilidad de su cuidado, aunque sea sólo en parte, les hace sentirse útiles aumentando su autoestima al tiempo que se favorece el hacer ejercicio físico y les incentiva al mental, además del  alivio de la ansiedad y el estrés. También se ha comprobado que los mayores que están en contacto con animales sonríen y ríen más y están más inclinados a los intercambios interpersonales que aquellos que no tienen la estimulación animal. En general, disfrutan de mejor humor. Hay diferentes terapias: desde la más ‘clásica’ con perros hasta la simple presencia de un acuario con peces, pasando por los caballos.

Precisamente la Asociación Catalano Argentina de Equinoterapia ha desarrollado una nueva forma de intervención en terapias ecuestres: elmétodo ACADE. En general las terapias ecuestres tienen su fundamento en el aprovechamiento de los estímulos físicos y psíquicos que proporciona el caballo, cuyo movimiento (tridimensional) estimula todos los músculos del jinete al reproducir el movimiento  de la marcha humana. Esto, junto a la temperatura corporal del equino, favorece el tratamiento de patologías físicas y psicológicas, además del hecho de que la cadencia y el ritmo del paso del caballo facilita la relajación de quien lo monta.

La equinoterapia aplicada a los hombres y mujeres de la tercera edad se orienta a ejercitar las capacidades cognitivas, potenciar la comunicación verbal y la sociabilización. Además, el contacto con los caballos reduce la ansiedad y se ha demostrado muy útil en el tratamiento de la depresión. Se logra un intercambio de roles que influyen muy positivamente en el desarrollo de la autoestima y la autopercepción de las personas mayores. Así, el anciano que habitualmente es atendido y ayudado, durante la sesión es él el que asiste y cuida de su caballo. Todo ello hace que el anciano tenga una motivación en su vida diaria y el preocuparse por el cuidado del caballo difumina sus problemas y preocupaciones.

Desde el punto de vista más estrictamente físico, la relación con los equinos hace que los adultos mayores realicen un ejercicio moderado ideal en patologías tan frecuentes en la tercera edad como la osteoporosis, la artritis y demás afectaciones físicas que dificultan el funcionamiento de su sistema muscular y esquelético.  A nivel mental, se trabaja la memoria a corto y largo plazo al mismo tiempo que se potencia la comunicación y la interacción social. Para ello basta con facilitar al mayor una fotografía del caballo a su cargo junto a datos como el nombre del animal, la edad y alguna particularidad. Con ello no sólo se fomenta el recuerdo sino también relaciones sociales al poder enseñar la foto, explicar el trabajo, etc.

Comentarios

Deja un comentario