Belenes de lujo

Seguro que este día de fiesta más de uno ya ha dado el pistoletazo de salida a la Navidad y ya se ha puesto manos a la obra para engalanar la casa, y desde luego nada para dar estilo a nuestro hogar que un Belén de lujo.

Y es que a pesar de la influencia de la cultura anglosajona con su Árbol de Navidad, en España la llegada de Jesús a este mundo es escenificada en multitud de hogares cada año. Una tradición que según algunos historiadores consideran que se inició con el acta notarial que se registró en Nápoles en el 1025 en una iglesia, Santa María “ad praesepe”, llamada “La redonda”. Sin embargo, en este caso, como en el de Santa María la Mayor parece que se trata más bien de capillas destinadas a guardar fragmentos más o menos verdaderos, recogidos en Tierra Santa. Pero ya desde el siglo VIII el nacimiento y la resurrección de Cristo se convirtieron en el tema de escenificaciones costumbristas tomadas de los Evangelios, representadas en las plazas. Con el tiempo, el sentido religioso de los recitales se fue deteriorando, de modo que frailes y curas predicaron contra la vulgarización, hasta el punto de que el mismo Inocencio III lo criticó. Fueron estas representaciones teatrales quienes introdujeron la mezcla de los personajes evangélicos con otros profanos inventados, en ocasiones fuera de tiempo y lugar (los pastores, por ejemplo, se convirtieron en campesinos y artesanos del aquel tiempo).

También San Francisco de Asís ideó, en la nochebuena de 1223, la escenificación en vivo el misterio del nacimiento de Jesús. Ideó la construcción de una casita de paja a modo de portal, colocando dentro un pesebre, trajo un buey y un asno de los vecinos del lugar e invitó a las gentes a reproducir las escenas de la adoración de los pastores.

A partir de entonces, los franciscanos y las clarisas- se convirtieron en apóstoles de esta original costumbre, realizando montajes en los que intervenían aspectos naturalistas y simbólicos. La iniciativa de reproducir el nacimiento se extendió con facilidad a numerosos lugares de la cristiandad. De la escenificación viva se pasó al recurso de las figuras que hoy recogen los belenes de todo el mundo.

Lejos de estas representaciones, el lujo y esplendor se ha apoderado también de la representación del pesebre, nacimiento o belén. Sirvan de ejemplo las figuras de cristal del Belén de la casa Baccarat, realizadas con toda una serie de detalles que se pueden traspasar con la vista por su espectacular transparencia. Las figuras miden entre 8 centímetros (el Niño Jesús) y los 12 centímetros de altura (San José, por ejemplo). Reunidas en un mismo espacio y una luz estratégicamente colocada, este belén puede resultar maravilloso, elegante y sobrio.

Pero no menos lujosos son los belenes artesanos, que pueden llegar a ser piezas únicas, obras de arte dignas de los mejores museos, y si bien aquí los más populares son los belenes napolitanos, algunos de ellos tallados por los mejores escultores de la época barroca. Pero hay que recordar que España tiene también una extensa y magnífica tradición belenística, como se observa en el Museo de los Belenes, ubicado en Alicante, una de las localidades donde esta tradición se mantiene con fuerza.

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