¡Bájate de los tacones!

Ni hombres ni mujeres dudan del poder de seducción y la elegancia de unos tacones altos al crear el efecto de tener la pierna más larga y estilizar la figura.  Pero tributo que se paga por este plus de belleza no es poco, ya que las mujeres que usan habitualmente tacones altos padecen cuatro veces más problemas en los pies que los hombres. Y no sólo en los pies, sino que con el paso del tiempo también puede afectar a zonas como la columna o las piernas.

Por lo general dos son los puntos en los que los pies quedan más perjudicados: por un lado los dedos, ya que lo normal es que los zapatos de tacón tengan unas punteras demasiado estrechas para aguantar los pies. Y por el otro los propios tacones cuando son excesivamente altos, lo que según los expertos son los que sobrepasan los tres centímetros. Pero además de la altura hay que tener en cuenta la forma del tacón, ya que para que este no produzca lesiones debe abarcar todo el talón para que se reparta mejor el peso del cuerpo y así conseguir un mayor equilibrio, mejorando la  postura y disminuyendo la sobrecarga lumbar y cervical que aumenta con los tacones. Al caminar con tacones el peso del cuerpo se desplaza hacia adelante, de forma que los dedos del pie y el empeine deben soportar todo el peso del cuerpo, lo que hace que se cargue la tensión en esa zona, provocando que los pies se hinchen. Esta situación repetida durante años llega a generar en muchos casos trastornos en los huesos de los pies como juanetesdedos de martillo… Además, los tacones impiden, o al menos dificultan, que las piernas mantengan una postura normal al caminar, ya que se tiende a arquearlas a la altura de las rodillas, incidiendo en esta zona y trasladando la presión. Esta fuerza constante en las rodillas puede ser el detonante de un desgaste de esta articulación derivando en una artrosis prematura. También los tobillos se resienten y aparecen esguinces y microtraumas repetitivos por la inestabilidad a la que están sometidos. Además de estos trastornos siempre pueden aparecer otros males menores como durezas, rozaduras o ampollas.

Entre los últimos estudios realizados en este campo hay que destacar el promovido  por la Universidad de Iowa, en Estados Unidos, en que se vuelve a constatar que  las personas que caminan de forma habitual con tacones altos tienen mayor probabilidad de sufrir patologías óseas y que este tipo de calzado provoca a largo plazo un incremento del riesgo de deterioro de las articulaciones, artrosis en la rodilla y distensiones en la parte inferior de la espalda. En la investigación se analizaros los resultados del caminar de 15 mujeres con tacones de diferentes alturas, detectando, entre otros resultados, que el tacón determinaba algunas características de los pasos: a mayor altura, movimientos más lentos y zancadas más cortas. También constataron que los tacones más altos ejercían mayor compresión de las rodillas y aunque “no se ha descubierto que usar de manera regular estos zapatos provoque osteoartritis, sí que existe un mayor riesgo de presentar problemas de este tipo cuanto mayor sea la altura del tacón”.

Es cierto que muchas mujeres aguantan mejor que otras el equilibrio y por lo tanto los daños no son los mismos, aunque desde luego si se perciben molestias al usar tacones y los pies se hinchan y duelen es mejor no seguir con ellos y usar un calzado más bajo y cómodo para evitar futuros problemas y desde luego reservar las alturas para ocasiones excepcionales y no para un uso diario.

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