Auténticos remansos de paz

Si la semana pasada os hablábamos del turismo solidario, ésta queremos presentaros una forma de viajar que, si bien también tiene algo que ver con este tema, podría más bien considerarse algo así como “turismo espiritual”. Los monasterios, los conventos y las abadías españolas se han convertido en lugares de excepción -por su belleza, su entorno y su singular paz- para planear un viaje en busca de la tan ansiada tranquilidad que no conseguimos en nuestras ajetreadas urbes.

Se trata de edificios monumentales, casi siempre alejados de las grandes ciudades; cuentan con un patrimonio artístico muy destacable y suelen estar mejor cuidados que un hotel. En ocasiones están en el campo o en la montaña y, aunque las dimensiones y los servicios no suelen ser comparables a los de un hotel, estos lugares han sabido modernizar con destreza sus hospederías, para ofrecer un servicio diferente, orientado a un turismo que huye de las aglomeraciones y las masas.

Antes de lanzarse a reservar plaza en uno de estos alojamientos, hay que tener claras un par de cosas. Suelen tener un horario bastante estricto de entradas y salidas, así como de comidas; siendo frecuente, además, que durante estas tengan lugar los frecuentes rezos de sus residentes. Tal vez no todos los turistas se sientan a gusto en este entorno, pero no cabe duda que, durante unos días, un viaje de este tipo ayuda a recobrar la paz, anima a meditar a quien lo necesite y, sobre todo, proporciona una buena dosis de descanso.

Algunos de los lugares más populares a la hora de practicar este tipo de turismo son el Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos), la Abadía de la Oliva (Carcastilla, Burgos), el Monasterio Cisterciense de Santa María de la Huerta (Soria), el de las Carmelitas Descalzas de Ruiloba (Cantabria) o el Monasterio de Santa María de Poblet (Tarragona).

Tranquilidad, amabilidad, limpieza y un experiencia diferente están aseguradas.

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