Joaquín Sorolla (1863-1923), inaugurada esta mañana por la Reina Doña Sofía, es la primera gran muestra antológica que el Museo Nacional Del Prado dedica a este gran artista del XIX, uno de los de mayor proyección internacional de su época. Más de cien obras de Sorolla para recorrer su vida artística, mucho más allá de las famosísimas escenas de playa.
La exposición se divide en once secciones, de acuerdo con las etapas en las que se puede dividir la evolución de la obra del pintor Valenciano: 1884 – 1892: el perfeccionamiento académico; los primeras obras personales tras su paso por la Academia de San Carlos y su beca a Italia; En torno al 1895: los primeros éxitos internacionales que arrancan con La vuelta de la Pesca; 1900: el Grand Prix de la Exposición Universal, conseguido con la obra ¡Triste herencia! terminó por consagrarle a nivel internacional; La influencia de Velázquez; tras su éxito en París, Sorolla adoptó los modelos velazqueños como propios, jugando con las referencias a algunos de sus cuadros más famosos y empleando los recursos del pintor sevillano de forma muy directa.
Bajo el título de La absoluta libertad pictórica, se recogen las obras que muestran la total madurez del artista, lanzándose a pintar escenas con composiciones más atrevidas pero siempre con su sello personal. A continuación, en otro ámbito, se exhiben sus populares escenas de playa, pintadas en 1908 y 1909 y otras obras, muchas de ellas pertenecientes y prestadas por The Hispanic Society of America, que terminan de definir el estilo Sorolla. Pero las estrellas indiscutibles de la exposición son los catorce paneles de sus ‘Visiones de España’, pintados para la Hipanic Society of America y traídos a España por Bancaja, patrocinadores de la muestra.
Paralelamente a la muestra, y debido a la relevancia de la misma, el Museo del Prado ha organizado un programa especial de actividades que incluye el habitual ciclo de conferencias, charlas didácticas, visitas exclusivas, conciertos, cine, tertulias y explicaciones sobre la muestra.
