Aceite de Ucrania

A finales de la semana pasada saltaba la alarma: unas partidas de aceite de girasol contaminado procedente de Ucrania habían entrado en nuestro país. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria desaconsejó, entonces, el consumo de este aceite que también ha llegado a otros países europeos como Reino Unido, Francia o Italia.

Sin embargo, ni los restaurantes y negocios que preparan sus platos y productos con este tipo de aceite, ni los establecimientos que los venden han notado lo más mínimo dicha recomendación. El aceite de girasol se ha seguido consumiendo con normalidad aparente, quizá porque, al mismo tiempo que se aconsejaba no tomarlo, se tranquilizaba afirmando que las cantidades de hidrocarburo que se encontraban en el aceite no suponían un riesgo importante para la salud humana.

A lo largo del fin de semana, según las autoridades, tras detectarse las marcas que distribuían el producto adulterado y los puntos de venta, se han retirado todas estas partidas contaminadas y con ellas, la fugaz alarma alimentaria. Desde hoy, todo el aceite de girasol que se comercialice en nuestro país se puede consumir con toda tranquilidad.

En los últimos tiempos, el aceite de girasol ha ido ganando posiciones en el mercado –tanto en los hogares como en los restaurantes y otros establecimientos- como sustituto del aceite de oliva, cuyo precio es considerablemente mayor. Este crecimiento de su ingesta ha sido uno de los aspectos que más ha preocupado a las autoridades sanitarias, ya que de haber supuesto un riesgo mayor para la salud, éste hubiese tomado grandísimas dimensiones.

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