Como otros tantos, el rol de abuelo ha sufrido algún que otro cambio, abandonando en muchos casos el estereotipo más extendido y dando paso a una nueva imagen de unos abuelos “activos, disponibles y optimistas”, como se señala desde Abuespa, la Asociación de Abuelos y Abuelas de España, en la que tienen cabida desde los más jóvenes de 42 años a los más veteranos; Y es que como ha comentado el presidente de Abuespa,Francisco Muñoz, un abuelo ya no es necesariamente un anciano o una persona de la tercera edad.
Abuespa nació en 2005 como una asociación “civil, aconfesional, apolítica y sin ánimo de lucro” y su propósito es el de ayudar a abuelas y abuelos a integrarse en la familia de una forma real como miembros activos, ofreciéndoles una formación que les ponga al día sus conocimientos y experiencia, haciéndoles con ello más capaces para ayudar y colaborar con sus hijos en el cuidado y formación de los nietos.
La mayoría de los abuelos no conocen muchas de las tareas y aspectos educativos actuales. Se han quedado ‘oxidados’, desfasados, obsoletos, lo que suele hacerles sentirse fuera de lugar y minar su autoestima además de dificultar la relación con los hijos y los nietos. Por ello, como se señala desde Abuespa, es fundamental “Acercar la cultura y la formación a las Abuelas y Abuelos con objeto de que adquieran los conocimientos necesarios, modernicen los que tienen y sean aún más capaces para ayudar y colaborar con sus hijos en el cuidado y formación de los nietos.” Este principio fundamental se materializa en todo tipo de actividades como excursiones por toda la geografía española, conferencias, asesoramiento personal…
Y es que el apoyo de los abuelos es para muchas familias un desahogo. Gracias a su labor hay niños que pueden estar más tiempo en casa en un entorno familiar. Sin embargo tanto abuelos como hijos han de saber poner límites a esa función de abuelos canguro y que sean lo que deben ser: un vínculo intergeneracional, transmisor de los valores que nunca pasan de moda.
