La ansiedad en los adultos mayores

Se trata de una enfermedad difícilmente diagnosticada, ya que en la mayoría de los casos suele asociarse a la depresión. Sin embargo, afecta a un 11% de los mayores de 65 años y las mujeres se llevan la peor parte, ya que cerca del doble de las féminas la sufren es su propia piel.

Los principales síntomas de esta dolencia son la inquietud, la preocupación excesiva por las cosas, la fatiga, la dificultad para concentrarse, la irritabilidad, la tensión muscular, los trastornos del sueño, el dolor de cabeza e incluso los temblores, la sudoración, el aumento de la frecuencia urinaria, etc.

La ansiedad, una vez tratada, suele tener una duración de entre uno y cinco años y su tratamiento es diferente en función de la gravedad de cada persona. Lo más habitual es que el médico recete antidepresivos ya que tienen una garantía de éxito de casi un 75% y gracias a la mejora en los tratamientos actuales, los efectos secundarios son mínimos.

Y aunque lo recomendable es acudir a un especialista en caso de que consideremos que podemos padecer ansiedad o que tengamos cerca a alguien que pueda estar sufriendo esta enfermedad, es aconsejable que evitemos el consumo de bebidas energéticas y excitantes, practiquemos algo de ejercicio cada día, durmamos una media de 8 horas al día y en la medida de lo posible, huyamos de las noticias negativas que pueden cambiar nuestro estado de ánimo.

Tener ansiedad no es ninguna broma, y lo mejor es poner una solución cuanto antes, ya que si lo dejamos pasar, el problema nunca irá a menos, si no que podemos llegar a otro tipo de enfermedades mucho más graves como son la depresión o los trastornos psicológicos mayores. Por eso, debe ser un médico quien diagnostique esta patología, ya que los síntomas, a nuestra edad, pueden resultar confusos y, a veces, no hay porqué alarmarse, pues solo son un signo de que vamos cumpliendo años.

Foto: Google Imágenes

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  1. Dormir bien es fácil si hacemos ejercicio | Mayormente.com – El mejor sitio para mayores de 50 años

    […] que mucha gente lleva medicándose a diario desde hace 20 ó 30 años, algo que hace que estos relajantes musculares pierdan su efecto y generen dependencia. A esto debemos sumar que su consumo crónico se asocia con […]

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