La ciudad-universo de las montañas de Etiopía
Un día de 1854, un viajero ajado y sediento, ataviado con ropas de comerciante, con una gran cicatriz en su rostro y ducho en lenguas semíticas y africanas llega a las puertas de la inviolada ciudad de Harar. La profecía decía que si un europeo las franqueaba la ciudad...