Cada vez son más los refugiados que huyen de su país para encontrar una nueva oportunidad dejando atrás su hogar, sus pertenencias y, en muchos casos, seres queridos a los que jamás volverán a ver…
Es la tragedia que aborda ahora los telediarios de todo el mundo y que nos sitúa en la realidad y el contraste de este mundo moderno en el que vivimos y las consecuencias de las desgarradoras guerras que asolan la otra mitad del globo.
Recientemente conocíamos la muerte de un niño de tres años en una playa y su foto daba la vuelta al mundo por lo sobrecogedor de la imagen y cómo representaba ésta el panorama actual. Un niño inocente que moría ahogado mientras sus padres buscaban para él una vida mejor mientras los países ”civilizados” parecían no querer ver lo que estaba sucediendo tan cerca de ellos.
Lo mismo ocurre con miles de personas mayores que además de las dificultades propias de esta terrible situación, tienen en contra su edad, su salud, o su deterioro físico. Algo que no preocupó ni un instante a un anciano de 110 años, ciego y sordo, de origen afgano que ha llegado estos días a la frontera con Alemania junto a su familia. Llevarle no ha sido tarea fácil y en muchos casos sus hijos le cargaban a sus espaldas porque al ser tan mayor no podía aguantar el ritmo de la huída.
Este pobre hombre, que ya se encuentra fuera del peligro de la guerra, tuvo que dejar atrás su casa después de que los talibanes asesinaran a varios de sus hijos, por lo que él y otros nueve miembros de su familia decidieron arriesgarse y salir de aquella situación. Tras más de un mes huyendo ya están en un sitio seguro, ahora esperamos que la vida les sonría a todos ellos y puedan, de verdad, tener la oportunidad que merecen.
Niños, jóvenes, ancianos, familias al completo, incluso animales de compañía caminan, huyen, y se arrastran cada día hasta llegar a las fronteras donde, tras muchas calamidades, podrán ser libres del yugo de los desalmados que les oprimen en sus lugares de origen. Lo que no saben, o sí, es que lo que les espera al otro lado de la valla va a ser también muy duro.
Es la tragedia del siglo XXI, este en el que esperamos con impaciencia la llegada del iPhone 6S o el próximo concierto de U2 mientras miles de personas mueren cada día víctimas de las injustas guerras que les asedian.
