Un dependiente prehistórico

Hace casi diez años se hallaban en Atapuerca, en el yacimiento de  la Sima de los Huesos, una pelvis fósil bautizada Elvis y cinco vértebras halladas fragmentadas que finalmente se han podido reconstruir y asociar al mismo individuo por las peculiares patologías del individuo.  Tras una larga y compleja investigación ahora los científicos responsables (incluidos los tres codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, Joseá María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell) presentan en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EEUU) los resultados de su estudio.

Los científicos han podido averiguar que estos restos corresponden a un hombre mayor, de gran corpulencia física, perteneciente a una especie antepasada de los neandertales que vivió en la Sierra de Atapuerca (Burgos) hace más de medio millón de años y que sufriría unas graves lesiones de espalda que le harían caminar encorvado, con unos dolores que le impedirían desplazarse a menos de contar con algún apoyo, lo que significa que estaría incapacitado para cazar, algo fundamental entonces para sobrevivir. El equipo científico del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos UCM-ISCIII responsable de este estudio ha podido determinar dos patologías: una deformidad lumbar, desplazamiento de las vértebras una respecto a otra, lo que genera un desgaste anómalo de los discos intervertebrales, y artrosis interespinosa (enfermedad de Baastrup).

Todo indica que se trataban de lesiones de juventud, del desarrollo, ya que no se han encontrado rastro de fracturas, ni siquiera antiguas y soldadas, ni de traumas, “aunque no se puede descartar”. Esto lleva a preguntarse a los expertos si este hombre, para su supervivencia hasta una edad avanzada de la época, 45 años, dependió de sus congéneres, que le alimentarían y ayudarían a caminar. Con este hallazgo queda por tanto abierta la puerta a hipótesis y conjeturas sobre la vida social de la población de Atapuerca de hace algo más de 500.000 años y de la complejidad del comportamiento del grupo de aquellos humanos, incluida la ayuda entre ellos para sobrevivir.

Se desconocen los motivos por los que no se eliminaban o sencillamente abandonaban a su propia suerte a los mayores dependientes en esta época en la que la supervivencia dependía de ser capaz de cazar y de desplazarse en busca de alimento. De momento este nuevo descubrimiento supone únicamente un indicio de esta conducta social de ayuda a los ‘más desvalidos’ en épocas tan remotas, aunque no es el único. De hecho en la misma Atapuerca ya se ha encontrado más de una prueba. En marzo de 2009 se publicó un estudio que demostraba que un niño de entre 5 y 10 años (‘bautizado’ como Benjamín por los científicos)  con el cráneo deforme (muestra de una rara enfermedad denominada craneosinostosis que implica un retraso mental) y que pertenecía a la misma especie y época del anciano, fue cuidado y mantenido con vida todo el tiempo posible por sus congéneres, muy al contrario que en épocas muy posteriores de la historia de la Humanidad.

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