San Juan Pablo II, el Papa de la Familia

Francisco presidió la misa con la presencia de 150 cardenales, más de mil obispos, 6.000 sacerdotes, 24 jefes de estado y más de un millón y medio de peregrinos de todo el mundo que se reunieron ayer en la Plaza de San Pedro del Vaticano para celebrar que Karol Józef Wojtyla ya está inscrito oficialmente en el libro de los Santos de Iglesia Católica.

San Juan Pablo II fue el Papa de los jóvenes, el más viajero, el que tuvo dos atentados que pudieron costarle la vida, pero que siempre se encomendó a la protección y el auxilio de la Virgen María, que parecía escucharle desde muy cerca.

Vivió hasta los 84 años proclamando su amor y su fe en Cristo y besando el suelo de cada uno de los 129 países que visitó durante su pontificado, bendiciendo así, a todos sus habitantes.

Un Papa cercano, cariñoso y ejemplar hasta el final de sus días. Un santo en vida que cuidó, abrazó y rezó por los millones de personas de todo el mundo que siempre le devolvieron sus oraciones y su entrega.

Fue conocido como “el atleta de Dios”, “el caminante del Evangelio” o el “Papa peregrino”, pero el apelativo de “el Papa de la familia” es el que más le gustaba a Wojtyla y con el que quería ser recordado porque para él “La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración”

Supo llevar el Nombre de Cristo a todos los rincones de la tierra con su perdón y su amor. Ya el día en que fue proclamado líder de la Iglesia católica, en el año 78, dijo ”No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo” y siempre fiel a Jesús de Nazaret no se cansó nunca de predicar a favor de la paz en el mundo ”No hay paz sin justicia. No hay justicia sin perdón”

Se manifestó en contra de las dictaduras y totalitarismos, comprometido con los derechos y la dignidad de los seres humanos allí donde fue. Habló alto y claro en contra de la pederastia ”me ha dolido profundamente el hecho de que algunos sacerdotes y religiosos hayan causado tanto sufrimiento y escándalo a los jóvenes. Debido a ese gran daño hay desconfianza en la Iglesia, y muchos se sienten ofendidos por el modo en que han actuado los responsables eclesiásticos” y aseguró que ”no hay lugar en el sacerdocio ni en la vida religiosa para quienes dañan a los jóvenes”

Juan Pablo II fue un Papa transgresor y tremendamente humilde. En su primera visita a la ONU llevaba un Rosario en la mano. En su viaje a Jerusalén pidió perdón delante del Muro de las Lamentaciones y en el museo del Holocausto se disculpó por los errores cometidos por los cristianos que persiguieron a los judíos. Se opuso activamente a la invasión estadounidense de Irak. Visitó Grecia, un país ortodoxo, y entró en la mezquita de Damasco en Siria, siendo la primera vez que un Pontífice católico pisaba una mezquita y oraba en su interior.

Nunca le faltaron fuerzas para cargar con la Cruz de Cristo. En su última visita a España, ya muy enfermo, se definía como ”un joven de 81 años”, un joven que gracias a su amor y entrega a los demás hoy descansa junto a los cerca de 500 santos que él mismo canonizó, en un lugar distinguido del Cielo…

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