¿Residencia pública o privada?

Conocer la opinión y la valoración de otras personas sobre determinados productos y servicios nos ayudan a tomar una decisión sobre su adquisición o rechazo. Y esto también funciona para las residencias de mayores. A parte de lo que podamos ver con nuestros propios ojos, saber la opinión de los que se encuentran en ellas y si están o no satisfechos, nos puede indicar más certeramente si el centro se ajusta a nuestras necesidades y deseos. En esta ocasión ha sido la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) la que ha hecho este ‘trabajo de campo’, preguntando a familiares de personas mayores (600 personas de entre 50 y 65 años) que han estado en alguna residencia durante los últimos 5 años y a los que se les ha interrogado sobre diversos aspectos del servicio que prestan estos centros geriátricos: la habitación, zonas comunes, asistencia diaria y entretenimiento, cuidados médicos, gestión, comida y coste.

La encuesta se publica en la revista Dinero y Derechos de marzo, pero hay algunos datos que se pueden destacar. Probablemente el más destacado sea que aunque en general los usuarios de las residencias se muestran bastante satisfechos, la satisfacción es mayor en las residencias públicas (7,6 sobre 10) que en las concertadas y privadas (7). A Pesar de la mejor consideración de los centros públicos, el acceder a ellos es mucho más complicado. De hecho, el 75% de las personas que accedieron a una plaza pública tuvo que esperar, y de ellos, 16% lo tuvo que hacer durante más de dos años. En el caso de las residencias concertadas el 40 por ciento de los que ingresaron en un centro geriátrico que inscribirse en una lista de espera, al igual que el 20 por ciento de los que accedieron a una privada.

En las valoraciones de los encuestados lo mejor parado ha sido el buen estado de la habitación, la seguridad de las zonas comunes y la inexistencia de barreras arquitectónicas. Sin embargo las peores opiniones se las han llevado el número de cuidadores, la posibilidad de menús alternativos o el poder realizar más actividades físicas y, sobre todo, las escasas opciones para decidir el horario de despertarse y acostarse.

A nadie escapa que aunque todos buscamos el mejor servicio, la cuestión económica no se puede dejar de lado y el precio de una residencia es otro factor primordial a tener en cuenta cuando queremos elegir una. Según la encuesta de la OCU, el coste medio mensual en una residencia privada, para una persona con un grado de dependencia moderado, es de 1.700 euros al mes, que se reduce a los 1.500 euros en las concertadas y públicas, teniendo además en cuenta que las públicas existe la posibilidad de que a las personas que no puedan sufragar este importe se les cobre un porcentaje que puede estar entre el 65 y el 80 por ciento de sus ingresos.

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