Por entregas y con suspense

La vuelta de las vacaciones marca el inicio de campaña para muchas empresas, y muy significativamente para las especializadas en fascículos coleccionables. Y aunque la crisis también haya ajustado sus tornillos, su facturación supera todavía los 200 millones de Euros y representa un 10% del total de ventas totales del mercado editorial. Al año aparecen alrededor de 200 lanzamientos, con una media de 75 entregas y un coste final superior a los 400 Euros. Además, habida cuenta de los datos que manejan las editoriales para diseñar sus colecciones, el mercado senior representa un parte respetable de este negocio.

El  clásico soporte en papel sigue jugando su papel,  si bien los formatos alternativos, sean discos compactos, DVD’s u objetos variopintos, han ganado mucho terreno. El aprendizaje de lenguas e informática disfrutan de la mayor prédica, aunque las que tienen orientación cultural -colecciones temáticas de música o cine- y las que se enfocan a hobbies -bricolaje, horticultura, manualidades, cocina- o al coleccionismo -casas de muñecas, sellos, soldaditos, botes de perfume, reproducciones y un bizarro etcétera- ofrecen suficiente variedad como para disponer un gran público objetivo.

Septiembre es el mes fuerte de estas iniciativas, con campañas de publicidad y ofertas de lanzamiento a precios ventajosos. Es a través de librerías y quiscos que se adquieren de forma mayoritaria estos productos y son los primeros números los más distribuidos y vendidos dado que, pasada la promoción de salida, sólo un pequeño grupo de compradores sigue hasta el final.

Es por este motivo que las organizaciones de consumo recomiendan a los verdaderamente interesados informarse previamente de condiciones y garantías: cuántos números componen la colección, si la editorial se guarda el derecho de modificar el precio de las entregas (en algunos casos llegan a triplicarse), los cauces para conseguir los fascículos que se agoten en el quiosco o cómo se compensará al suscriptor en caso de cancelación.

Si la claridad de esos datos nos parece adecuada, el cálculo de la inversión nos es razonable y la editorial mantiene la calidad de su producto durante toda la serie, puede que dejemos de pertenecer a ese 35% de personas que, habiendo empezado una o más colecciones, jamás ha acabado ninguna.

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