Polonia, de luto

Prácticamente todo el gobierno polaco, acompañado de los altos mandos de su ejército, viajaba para rendir homenaje a las víctimas de la tragedia de Katyn, el bosque donde Stalin ordenó acabar con la vida de 22.000 militares polacos en 1940. Nadie podía esperar que a escasos kilómetros del sitio donde tuvo lugar tan terrible desgracia iba a sobrevenir una nueva: el avión donde viajaba la élite de la nación no consiguió aterrizar en Smolensk, un accidente terminó con la vida de todos sus pasajeros. Además del presidente, Lech Kaczynski, en el siniestro han fallecido parlamentarios, miembros de la tripulación, religiosos, comandantes de las Fuerzas Armadas, el vicepresidente del Parlamento, cabezas de diversas instituciones y líderes de partidos políticos; cerca de un centenar de muertes que han sumido al país en un profundo estado de shock, dejándolo sin aliento. Tanto los mandatarios europeos como los del resto del mundo, han lamentado la tragedia y enviado su apoyo a Polonia, incidiendo en la importancia política del presidente Kaczynski, que han definido como un patriota dedicado en cuerpo y alma a su país. Por su parte, el pueblo polaco contiene su llanto en Varsovia, donde ayer miles de personas llenaron silenciosamente las calles en señal de duelo, portando velas, crespones negros y tulipanes rojos y blancos.

No es un secreto que durante los últimos años las relaciones ruso-polacas no han gozado precisamente de buena salud. De hecho, la situación es, en gran parte, fruto de que la Fiscalía Militar rusa decidiera en 2004 cerrar la investigación sobre las muertes de Katyn, clasificando 116 de los 183 tomos que componen el expediente del caso como “secreto de Estado” y declarando además no encontrar en él indicio alguno de genocidio. Los últimos acontecimientos no han conseguido precisamente limar asperezas, aunque Vladimir Putin ha anunciado que encabezará personalmente una comisión especial de investigación para determinar las causas del desastre aéreo que, según las últimas noticias, lo más probable es que se debiera a un error de cálculo del piloto quien, por otra parte, había sido advertido de las dificultades de aterrizar en el aeropuerto de Smolensk, donde la climatología era adversa.

Una semana de luto ha sido decretada en Polonia, donde los ciudadanos además de lidiar con el dolor tendrán que ponerse manos a la obra para reconstruir su gobierno e instituciones. Las elecciones tendrán lugar antes del 20 de junio y, mientras tanto, se hará cargo del país el presidente en funciones Bronislaw Komorowski (presidente del parlamento). Mientras Polonia lucha por resurgir una vez más de sus cenizas y el mundo llora por la tragedia que ha acabado prácticamente con toda la élite del país, muchos se preguntan si no hubiera sido más lógico viajar en varios aviones, cosa que, en cierto modo, hubiera minimizado la catástrofe.

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