Sorprendentemente, en tan sólo cinco días de pontificado, al Papa Francisco le ha dado tiempo a tocar muchos temas. El de la vejez ha sido uno de ellos. Parece lógico, sobre todo si tenemos en cuenta que, durante las últimas semanas, las quinielas en torno a los “papables” sólo se ponían de acuerdo en una cuestión: el nuevo sucesor de Pedro probablemente sería un cardenal joven.

Como suele pasar en estos casos, por muchas especulaciones que se hagan, nada puede adivinarse. El nombre de Jorge María Bergoglio no se había mencionado en ningún medio y la proclama de su elección dejó completamente sorprendidos a todos los que estaban siguiendo el anuncio en directo.

Sea como fuere, el Papa Francisco ya ha comenzado su labor y, entre sus diversas intervenciones, a los mayores nos interesa especialmente la que hace un par de días dirigió a todo el colegio cardenalicio, reunido en la Sala Clementina. Durante su discurso, Bergoglio hizo alusión a la edad de los purpurados, apuntando: “Valor, hermanos: Probablemente la mitad de nosotros está en la vejez. Y la vejez, se dice, es la sede de la sabiduría de la vida. Los viejos tienen la sabiduría que les da el haber caminado mucho. Como los ancianos Simeón y Ana en el templo, cuya sabiduría les hizo reconocer a Jesús, demos esta sabiduría a los jóvenes; como el buen vino, que con los años se vuelve todavía mejor, demos a los jóvenes la sabiduría de la vida”.

Poner de relieve la importancia de nuestros mayores, en una sociedad donde, por desgracia, en muchos casos tiende a olvidar el importante papel que desempeñan tanto a nivel global, en la sociedad, como a nivel particular, en las familias; es sin duda digno de alabanza. Muy de agradecer son, por tanto, estos consejos del Sumo Pontífice; un hombre que, pese a sus 76 años, desprende vitalidad por todos los poros, demostrando que la edad no es un problema a la hora de emprender grandes tareas, como la que ahora tiene por delante.