El hambre al acecho

Cuando las cosas van mal, los primeros afectados son aquellos que peor estaban. Las continuas subidas de los precios en los alimentos y el combustible ya afecta al Programa Mundial de Alimentos, cuyas reservas se encuentran bajo mínimos y podrían agotarse en menos de dos meses.

La gravedad de la situación actual es tal que hace unos días la directora de la agencia humanitaria, Josette Sheeran, lanzaba un mensaje de socorro a la comunidad internacional. Se necesitan 500 millones de dólares para que los países más pobres del planeta puedan hacer frente a las subidas de los precios de los productos alimenticios y los combustibles. De no lograrse, se tendrían que racionar las ayudas a las naciones más necesitadas.

Una de las principales causas de que nos encontremos en este triste escenario es el aumento de los precios en el sector agrícola, y que, aunque aumente la productividad, se consume más de lo que se produce y parte de las producciones se dirige a la elaboración de combustibles biológicos. El PMA atribuye la subida de los precios de los alimentos a la conjunción de tres hechos: el encarecimiento petróleo, el aumento de la demanda de combustibles biológicos, el desarrollo de India y China y los fenómenos climáticos cada vez más extremos que afectan la producción alimenticia mundial.

La agencia humanitaria, dependiente de las Naciones Unidas, tenía previsto para este año ayudar a 73 millones de personas en 78, para lo que contaba con un presupuesto de 2.900 millones de dólares. Sin embargo, la elevación de los precios hasta un 40% reduce en la misma proporción la comida que se podrá donar.

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