El futuro ya pasó

Sus practicantes lo llaman “steampunk” y fue primero un género literario fantástico, que principalmente desde los años 80 retomaba el gusto por la distopía de Julio Verne o H.G.Wells y sus ficciones de anticipación. Un movimiento que fue madurando, haciéndose con una imaginería propia, penetrando en otros ámbitos como el cómic y convirtiéndose, finalmente, en un fenómeno artístico y social global que, además, tiene en un Internet un gran medio de expresión.

Así, en el steampunk se adora la idea de fabular sobre un pasado decimonónico en el que hubiese existido tecnología del futuro y, por tanto, recrear como hubiese podido ser esa combinación. Y en consecuencia, adapta sus equipos informáticos:

Sean ordenadores…

…o hasta detalles más pequeños como los ratones:

De hecho, el steampunk sueña con una estética integral que alcanza a todos los aspectos de la vida. Desde el transporte rodado…

… a la ropa y complementos,

pasando por los objetos de la vida cotidiana como las lámparas.

Como vemos, lo importante es que haya metales gastados, barrocos engranajes y extraños mecanismos que evoquen esa idea de ucronía fantástica. No extraña que, en el fondo, el steampunk haya ido ganando hueco no sólo en el diseño, sino también en la creación artística de objetos quizás no especialmente útiles, pero sí realmente maravillosos:

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