De teorías conspirativas I

John Lennon, Elvis Presley, Kurt Cobain o Jim Morrison, dicen que una muerte prematura ayuda a crear mitos pero también son la excusa perfecta para teorías conspirativas basadas en suposiciones más o menos realistas. El último en sumarse a esta afición ha sido Michael Jackson cuya repentina muerte, a falta de que se conozcan sus causas, ha dado pie a numerosas elucubraciones desde un homicidio orquestado para hacerse con la fortuna del Rey del Rock a un plan de años para conseguir que la estrella se acabase por autodestruir con su adicción a ciertos fármacos. En el caso de Jackson, hasta el lugar en el que ha sido enterrado parece haberse convertido en un autentico misterio.

La revista Rolling Stone, en su número del pasado mes de junio, recogía algunas de las más rocambolescas y mayores misterios sobre algunas figuras del rock. Quizá una de las más extendidas es la de la desaparición del otro rey, Elvis Presley, oficialmente muerto desde el 16 de agosto de 1977. Extraoficialmente, existen dos teorías que parten de la base de que quien murió ese día fue un doble: contratado para sustituirle o su gemelo, Jessie, que no llegó a morir al nacer. De ahí que no sean pocas las personas que han visto al Rey vagando por carreteras o jubilado en un lugar paradisíaco.

El 8 de diciembre de 1980, Mark David Chapman asesinó a John Lennon en la puerta del edificio Dakota. En este caso, la muerte del ex Beatle no se pone en duda aunque sí sus circunstancias y motivaciones. El extraño comportamiento del asesino confeso del cantante ha contribuido a que los conspiranoicos den por hecho que Lennon fue asesinado por orden de la CIA que “programó” como a un robot a Chapman. Otro Beatle, en este caso vivo, aunque sea en apariencia para muchos, también ha sido víctima de estas teorías que aseguran que Paul McCartney falleció decapitado en un accidente de coche el 9 de noviembre de 1966. Desde entonces, quien la mayoría de la humanidad piensa que es Paul McCartney es su sustituto William Shears Campbell.

Como se ve, no hace falta abandonar este mundo para ser objeto de teorías conspirativas. En nuestro país, uno de los casos más claros, para los expertos en fundamentar estas suposiciones, es el del presentador de televisión Jordi Hurtado. A pesar de que hace muy poco declaraba en los medios estar más que vivo y molesto con estas teorías, en un congreso internacional de conspiranoicos se “probaba” que Hurtado, presentador del veterano concurso Saber y Ganar, murió hace años y el programa hace creer lo contrario. Las “pruebas”: no envejece y no comparte plano nunca con otra persona; la supuesta estrategia: grabar millones de preguntas para cuando falleciese.

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