Caminos de ida y vuelta

Cada año, coincidiendo con estas fechas de julio, comienzan los desplazamientos para irnos de vacaciones, eso que las autoridades llaman algo pomposamente la “operación salida”. Grandes promesas de descanso y diversión que sólo la alta siniestralidad en carretera consigue empañar. Porque mientras la conducción dependa de factores humanos no hay esperanzas de que eso sea de otro modo. Pero sí que puede ponerse mucho de nuestra parte para sortear ese aciago destino.

Una buena condición para ponerse al volante es el elemento más importante con el que hay que contar. Si bien por pudor o amor propio a veces podamos
esconder nuestras debilidades, lo que nos jugamos con esa actitud es demasiado valioso. Una revisión completa no sólo puede prevenir malhadadas consecuencias, sino mejorar nuestra calidad de vida: un vistazo a la salud de nuestro oído, a la agudeza de nuestra vista o al estado de nuestros reflejos y capacidad de reacción nos hará conocer mejor nuestras propias posibilidades y poner remedio a cualquier posible insuficiencia.

Sin embargo, poca utilidad tendrán esas precauciones si luego nos ponemos en manos de una máquina que no cumple esas mismas exigencias. Antes de partir, es fundamental hacer unas comprobaciones a nuestro automóvil: revisar los niveles de agua y aceite, asegurarse de llevar unos neumáticos no demasiado desgastados, cerciorarse de la respuesta de los frenos… y no cicatear con materiales y soluciones de las que puede depender nuestra vida y la de nuestros seres queridos.

Por último, nuestra tan meridional desconfianza ante la autoridad puede tener motivos fundados. Pero también hay que tener presente que en la Dirección General de Tráfico se invierten muchos recursos y hay muchos especialistas dedicando sus esfuerzos a minimizar riesgos. Así que sus instrucciones, las reglas de circulación, la señalización y los límites no se fijan por puro capricho. Violando esas normas comunes no sólo abrimos la puerta a desenlaces imprevisibles y trágicos para nosotros, sino también para personas que ninguna culpa tienen de nuestras prisas e imprudencia.

Este año contribuyamos entre todos a que nuestras vacaciones sean dichosas y tranquilas y a que tengan también un  retorno todo lo desganado que queramos, pero retorno a fin de cuentas.

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