Barcelona, Zaragoza y San Sebastián ciudades amigables con los mayores

Uno de los inconvenientes que se suele atribuir a las urbes es que vivir en ellas puede resultar difícil. Barreras arquitectónicas, la soledad entre la multitud… hacen que a muchas personas, especialmente a partir de cierta edad, les resulte más duro vivir en la ciudad. Por ello, desde 2005 la OMS (Organización Mundial de la salud) viene desarrollándole proyecto de la Red Mundial de Ciudades Amigables con los Mayores, que en la actualidad cuenta con 35 municipios repartidos entre 22 países, y a los que desde hace unas semanas se han sumado las ciudades de Barcelona, Zaragoza y San Sebastián y otras como Vitoria han iniciado los trámites necesarios para adherirse. En este último caso ya se ha comenzado la primera fase, en la que se trabajará en la planificación, diagnóstico e investigación. De hecho, así lo están realizando ya sociólogos a la hora de recabar toda la información necesaria. Más adelante, entre 2013 y 2017 será cuando se apruebe y desarrolle el plan que ya ha iniciado el alcalde desde el mismo momento de su solicitud al órgano competente.

Pero, ¿qué es una ciudad amigable con los mayores? En la Guía del proyecto publicado por la OMS se dice: “Una cuidad amigable con las personas mayores alienta el envejecimiento activo mediante la optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen”. En definitiva, se trata de “permitir la operatividad de las personas mayores que, de otro modo, se tornarían dependientes”, para lo que se ha de reorganizar sus estructuras y servicios. Esta idea se concreta en una lista de control, de requisitos, que deben cumplir las ciudades amigables para ser consideradas como tal. En ese listado se puede encontrar condiciones como las referidas al transporte público, a las características de las aceras, al comportamiento cívico como que los conductores cedan el paso a los peatones en las intersecciones y los cruces peatonales o cuestiones que afectan a los servicios sanitarios y sociales como la programación de actividades culturales en las que se haga partícipe a los mayores.

Este proyecto de la Red Mundial de Ciudades Amigables se inició en el XVIII Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría que tuvo lugar en Río de Janeiro (Brasil), en junio de 2005, donde se elaboró la guía del programa. En los dos años siguientes se celebraron dos reuniones más en Vancouver (Canadá) -2006- y en el Reino Unido -2007- respectivamente, siendo a partir de esta tercera reunión cuando el desarrollo se ha vuelto imparable. Además fue en la reunión de Vancouver se donde perfiló el Protocolo en el que se establece la  metodología  a seguir para considerar a una ciudad amigable con los mayores.

Según este protocolo, lo primero es la fase de investigación-acción, en la hay que empezar por realizar una investigación cualitativa de la que se obtiene un diagnóstico de la ciudad y se recaba la opinión de las personas afectadas a través de grupos focales. Posteriormente, a partir del conocimiento obtenido en la fase anterior, se organizan focos de participación ciudadana constituidos mayoritariamente por personas mayores y se interviene para mejorar cada una de las áreas.

En cualquier caso es fundamental tener presente que además de diferentes sectores, las personas mayores deben participar activamente a lo largo del ciclo del proyecto, para mejorar, entre todos, las ciudades, para  hacerlas accesibles, amigables, seguras, con un mejor acceso a los servicios sociales y de salud y con mayores posibilidades de socialización.

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