Anticipando el futuro

En ocasiones anteriores se ha indagado sobre las “ideas peligrosas” de los contribuyentes, se ha querido saber en qué eran optimistas y por qué o incluso cuál era su propia pregunta. Pero en 2009 se ha sido más ambicioso que en ninguna vez precedente: la pregunta ha sido ¿qué va a cambiarlo todo? (con el más modesto epígrafe de ¿qué desarrollos e ideas científicas que cambiarán las reglas del juego esperas vivir para ver?).

Mentes de excepción como Craig Venter – que se encuentra cerca de conseguir la primera forma de vida artificial en la tierra- han atendido al requerimiento de Edge y sus respuestas pueden ser una aproximación a la cartografía de un futuro que en algunos casos parece muy inmediato. Obviamente Venter se explaya en el significado de nuestros crecientes conocimientos sobre el ADN, que él denomina “el software de la vida”.

Algunas de las propuestas y explicaciones son muy complejas, como corresponde a la propia naturaleza del fenómeno descrito. Así Gino Segrè piensa en el posible hallazgo de dimensiones espacio-tiempo adicionales. Otras en cambio son tan expresivas que su autor no cree ni conveniente explicarlas: el físico John D. Barrow simplemente enuncia una “gran, gran batería”.

También abundan aquellos que están preocupados por la energía nuclear y su uso, de Lawrence Krauss, que augura un siniestro uso de armas nucleares contra población civil a Max Tegmart que siente escalofríos ante la posibilidad de una guerra nuclear, aunque sea accidental.
Steven Pinker empieza por declarar su escasa confianza en este género de predicciones, pero acaba por enunciar los increíbles efectos que pueden tener los avances en genética, de la erradicación de muchas enfermedades a unas posibilidades mucho más acertadas de diagnóstico y tratamiento.

También Keith Devlin se justifica por citar algo que parece ya tan asentado como el teléfono móvil. Pero su extensión global nos pone, según su parecer, en una situación que no habíamos vivido nunca antes: la de la conectividad global y el  acceso de todo el mundo al conocimiento acumulado durante toda nuestra historia. Para este matemático hablamos de la democratización tecnológica definitiva. Otros como Charles Seife, en cambio, manifiestan que proliferación de información, que crece de manera exponencial con millones de correos spam y blogs intrascendentes, mensajes publicitarios e imágenes inanes generando ruido, puede convertirse en una inflación muy parecida a una pesadilla borgiana.

Es solo una pequeña muestra de las modificaciones sociales, tecnológicas, cognitivas o ambientales, radicales o silenciosas,  que los anglohablantes pueden seguir con todo el detalle que merecen en: www.edge.org

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