El 14 de febrero es San Valentín o lo que es lo mismo el día de los enamorados. Las tiendas llevan días decorando sus escaparates con corazones y el color rojo, el de la pasión, prevalece por encima de todos los demás. Y es que, parece que esta fecha es la única del año en la que las parejas tienen la obligación de amarse hasta el infinito y hacerse emotivos regalos que lo demuestren.
Hay países, sin embargo, que celebran este día como el del amor y la amistad, es decir, que abren el abanico no solo a las parejas si no a todas aquellas personas que quieren a alguien de una u otra manera y que les apetece expresarlo mediante una cena o con un detalle.
Escapadas románticas, anillos con brillantes, rosas rojas… todo es poco para demostrarle al mundo, previo paso por las redes sociales, que nadie es capaz de dar y recibir tanto amor como uno mismo…
Ironías de la vida, en el día del amor, a veces se nos olvida que el mejor amante es el que ama, en mayúsculas. El que se entrega, el que cuida a la persona amada cuando está enferma, el que la protege cuando tiene miedo, el que la abraza cuando está intranquila, el que se pone en su piel en su dolor y en sus miserias. Amante es el que es capaz de sufrir para evitar que la otra persona sufra, el que está dispuesto a envejecer al lado de su pareja y apoyarla en sus necesidades. Amante es el que se olvida de uno mismo porque piensa en el otro y porque su vida no es completa sin el amor de su pareja, de sus hijos o de sus nietos. Amante es el que espera, el que perdona, el que admira, el que quiere, el que siente… el que ama.
Os deseamos un feliz fin de semana de San Valentín ¡y que os amen y améis muchísimo todos los días del año!
