Mirando de cerca

La cirugía con láser de femtosegundos es una nueva técnica con la que corregir la vista cansada.

Su llegada se produce lenta y silenciosamente. Pocos son los que se libran de ella, aunque no suele ser incapacitante, sino más bien algo incordioso que nos obliga ha hacernos con un compañero de viaje inseparable como las gafas cuando nuestros brazos ya no son lo ‘suficientemente largos’. Y es que la presbicia, o como se la conoce más popularmente, ‘vista cansada’, afecta a 16 millones de españoles que presentan problemas de visión a corta distancia, o lo que es lo mismo, tienen dificultades en tareas cotidianas como leer, coser o ver la tele. Se trata de cierta visión borrosa que en algunas ocasiones es apenas imperceptible, de forma que al principio, de forma casi inconsciente, nos obliga a alejarnos del objeto que queremos enfocar.

La presbicia es pura consecuencia del envejecimiento. Con los años, el músculo ciliar (responsable de que el cristalino cambie para enfocar en distintas distancias) pierde flexibilidad, como cualquier otro. Es entonces cuando aparecen síntomas como la fatiga ocular, dolor de cabeza, la necesidad de una mayor cantidad de luz…Según los expertos, el proceso suele comenzar con una dioptría a los 40 años y va aumentando media dioptría cada cinco años aproximadamente, de tal modo que a los 50 ya son dos y a los 60 alcanzan las tres dioptrías. Todo ello hasta ahora no tenía cura y la única solución eran unas gafas. Pero algunos expertos en la materia ya han presentado una nueva técnica con láser de femtosegundos.

Pasando por alto las explicaciones más técnicas del procedimiento, en líneas generales lo que se hace es aplicar el láser sobre la capa interna de la cornea para darle la forma adecuada para mejorar la visión, todo ello con anestesia local y en apenas unos minutos.

Sin embargo esta panacea parece no contar con el beneplácito de todos los expertos, ya que hay quienes consideran que la presbicia no se pude curar con cirugía, sino que lo que se consigue es una corrección óptica parecida a la de las gafas, y eso sólo durante un tiempo, ya que a largo tiempo aparecerá de nuevo. También están aquellos que auguran un gran futuro, aunque ven en el presente una técnica aún poco depurada.

Para los que no se quieran aventurar aún con esta técnica, pueden intentar algunas de la que se han venido aplicando desde hace un tiempo como la sustituir el cristalino por una lente, o bien otra en la que se intervenía para que uno de los ojos fuese ‘el encargado’ de la visión de cerca y otro de la de lejos (monovisión), aunque con ello se pierde profundidad de campo. Y por supuesto, siempre quedan las tradicionales gafas. En cualquier caso, cierta pérdida de la visión de cerca parece ser un destino ineludible, por lo que es aconsejable que a partir de los 40 se hagan revisiones periódicas que ayuden a minimizar los efectos y tratar a tiempo las posibles patologías.

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