Cipriana, una emprendedora de 80 años

Su historia es un ejemplo de tesón y superación personal y es que, esta abuela octogenaria ha cumplido su sueño sin importarle la edad ni los obstáculos de la vida.

Cipriana ahora dirige ”K La Abuela”, una acogedora Casa Rural en Hoyo de Manzanares, en la sierra de Madrid, pero antes no ha tenido una vida fácil. Ella es natural de Hoyo, aunque vivió muchos años en la capital con su marido. Él enfermó de Alzheimer y ella tuvo que cuidarle hasta su muerte. A la vez, a Cipriana le diagnosticaron un cáncer y afrontó la enfermedad con las mismas ganas de vivir y de ser feliz que tiene hoy.

Ya mayor, y una vez que su marido había fallecido y ella estaba totalmente recuperada, decidió volver a su lugar de origen, allí donde había sido tan feliz con sus padres y donde aún conservaba una casona de piedra. Y este fue, precisamente, su punto de partida para conseguir cumplir su sueño de toda la vida: regentar una Casa Rural en su pueblo, en Hoyo de Manzanares.

Empezó por aumentar la casa de piedra e incluir en ella seis grandes habitaciones con baño privado, además de un precioso apartamento completo, una estupenda piscina, un jardín con barbacoa, una cocina, una chimenea y por supuesto, todo tipo de detalles en la decoración que ella misma eligió cuidadosamente.

Poco a poco Cipriana transformó una antigua casa de piedra en un lugar encantador en el que descansar y disfrutar de la naturaleza. Después dio un toque de color al jardín y a los interiores decorando todo con preciosas plantas que ella misma cuida y bautizando cada uno de los dormitorios con el nombre de una flor.

Sus huéspedes son de lo más variados. Parejas con niños, jóvenes, grupos de empresas y hasta jugadores de póker que acuden allí cuando se celebran campeonatos en el Casino de Torrelodones y deciden disfrutar de un entorno idílico en el campo y un lugar donde descansar y sentir la paz.

Ahora Cipriana es feliz, no le puede pedir más a la vida. Le ha costado 80 años llegar hasta aquí pero lo ha conseguido. Ella es el ejemplo de que los sueños cuestan mucho esfuerzo, pero que si uno es perseverante ningún sueño es imposible.

Foto: Google Imágenes

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