Atracón de Navidad

Compromisos sociales, familiares, laborales, y la propia tradición, nos lleva estos días a saturar nuestro organismo de grasas, dulces, alcohol… Menús que se caracterizan además de por un alto contenido calórico, por unas cantidades desmesuradas. El resultado, además del aumento de peso tras este período festivo,  son los comúnmente llamados empachos y las digestiones pesadas que provocan síntomas de distensión (hinchazón) abdominal, epigastralgia, pirosis, naúseas y  flatulencia, que si bien no suelen revestir gravedad sí son bastante incómodos; y sin embargo, fácilmente evitables si se siguen alguna pautas, útiles tanto para aquellos que no padecen alguna enfermedad como para los que deben prestar más atención a su alimentación (hipertensos, diabéticos o  personas con cardiopatías). Además, no olvidemos que en las personas mayores, los procesos metabólicos progresivamente se vuelven más lentos, lo que provoca que, aunque nunca se haya sufrido problemas digestivos, estos se hagan habituales con el tiempo.

Para combatir estos excesos culinarios en la Navidad,  lo primero es, tal y como aconseja el doctor Javier Mediavilla, coordinador del grupo de trabajo de diabetes de SEMERGEN, concienciarnos de que cuesta menos “no pasarse” que “pasarse” e intentar remediarlo después. Hay que tratar que los excesos sean modestos para que resulten fáciles de compensar con una pequeña dieta durante los días posteriores. Otra razón para moderarnos durante las Navidades reside en la importancia de no perder en pocos días hábitos que tanto nos ha costado conseguir, como no picotear entre horas, tomar fruta de postre, no comer dulces, hacer ejercicio, etc..

Lo importante, según los expertos es seguir comiendo de todo pero en pequeñas cantidades y masticando correctamente. Esta campaña ofrece diferentes pautas como evitar el exceso de grasas de origen animal, bollería y lácteos, así como salsas, mayonesas, nata, mantequilla y margarina; optar por una cocina más cercana a la de autor, en la que los platos son muy elaborados pero no abundantes; sustituir alguna porción de carne por una de pescado y, en las carnes, intentar elegir los cortes magros, eliminando la grasa visible y la piel de las aves; y beber mucho líquido (agua e infusiones), ya que en Navidad es habitual confundir la sensación de sed con la de hambre. En cualquier caso nuestra gastronomía ofrece una variedad de platos saludables y sabrosos que se pueden incluir en los menús navideños. Por ejemplo, se puede optar en el primer plato por verduras típicas de esta época, como la lombarda o el cardo y, para el segundo, dar preferencia al pescado. En cuanto a los postres, recomiendan decantarse por la repostería casera y por los postres a base de frutas, alternativas todas ellas más saludables que los dulces típicos navideños.

Campaña aparte, y si nos vence la tentación y acabamos con un empacho, se puede recurrir a los fármacos tensoactivos que eliminan los gases, y a los antiácidos y protectores gástricos en casos de pirosis o digestiones pesadas, que pueden ser de ayuda siempre que hayan sido pautadas previamente por un médico. También encontramos algunos remedios clásicos como las infusiones de poleo-menta y manzanilla. Otras dos opciones muy socorridas son la de tomar 20 ó 30 minutos después bicarbonato o sales de frutas con agua, productos que ayudan a suavizar las digestiones pesadas. En cualquier caso no deje que un atracón le estropee estas fiestas.

Actualizado: 26/12/2017

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