Una abuela de 96 años, superviviente del Holocausto y cantante ‘death metal’

Nunca es tarde, si la dicha es buena. Y si no, que se lo digan a nuestra protagonista de hoy. Os presentamos a Inge Ginsberg, una mujer austriaca de 96 años que hace 3 se convirtió en cantante de una banda de death metal. Inge había sido escritora durante toda su vida, y un día se lanzó al mundo de la música. ¿Y por qué death metal? “No sé cantar. No sé llevar la melodía. Así que el metal funciona para mí porque solo tengo que decir las palabras,” afirma. Hubo un tiempo en el que Inge recuerda que sentía que nadie quería escucharla, que la sociedad no estaba interesada en las historias de los ancianos, como ella misma confesó anteriormente en un corto documental del New York Times (“Death Metal Grandma”, de Leah Galant). Así que sus amigos más jóvenes tuvieron esta idea para compartir con el mundo entero, todo lo que tenía Inge que decir; la convencieron para que recitara sus poemas con ayuda de melodías ‘deathmetaleras’. Y parece que a Inge no le salió del todo mal.

Como escritora, Inge crea las letras ella misma; su mente es una fábrica de ideas nuevas y frescas que no descansa. Durante años ha compuesto música para grandes artistas de la talla de Nat King Cole, Doris Day o Dean Martin. Con los años, siguió escribiendo poesía en la que narraba los estragos y complicaciones que había sufrido en la vida; hasta que un día su amigo Pedro Da Silva le dijo que sus versos parecían letras de death metal. Ginsberg ante esto se animó a formar una banda con Pedro y otros músicos, a la que pusieron por nombre TritoneKings. Los temas más recurrentes en sus canciones suelen ser la humanidad, el medio ambiente, el amor, el odio y ser fiel a uno mismo… “El metal no es realmente unos poemas, son mensajes,” dijo Inge. En estos 3 años de andadura musical, se ha presentado a programas de televisión tales como Got Talent!, incluso intentó representar a su país en el Festival de Eurovision (aunque no pasó los primeros filtros de la organización).

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Inge Ginsberg nació en Viena (Austria) en 1922, en el seno de una rica familia judía. “Crecimos con comodidades. Teníamos empleados. Vivíamos en la ciudad y teníamos una villa para los fines de semana. Fui a un instituto normal,” recuerda Inge. Más tarde llegaron los nazis y su vida dio un giro radical. “Nadie podía creer lo que ocurría,” recuerda Ginsberg. En 1942, la madre de Inge pidió ayuda a un amigo de la familia, que a cambio de todas sus joyas, llevó oculta a la familia hasta Suiza, donde acabaron en un campo de refugiados. Tiempo después, Inge cuidaba de una villa llena de espías del Servicio Secreto de EEUU, que fue preparada para espiar a los nazis y coordinar las operaciones de los grupos que luchaban contra los alemanes.

Inge dice que lo que más valora en la vida es la libertad. Y según se acercan sus 97 años, dice que no se arrepiente de nada, y que no le importa lo que otros piensen de sus metas: “Sinceramente, querido, me importa un comino. No me interesa,” afirma tajantemente. No nos cabe ninguna duda, Inge.

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