Según manifiesta la organización que integra a las principales ONG españolas, la Plataforma del Tercer Sector, es necesario, y así lo está reclamando, que las instituciones públicas que en estos momentos de inestabilidad económica, financiera y de valores no den la espalda a los colectivos más frágiles de esta sociedad, grupos que ya estaban en situación de riesgo antes de que se desatara la crisis.
También hace apenas un par de días el Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno, reconocía durante el acto de clausura del XV Congreso Estatal del Voluntariado la gran labor que en tiempos de crisis económica desempeña el voluntariado, sobre todo en lo que concierne a la participación de los ciudadanos de todas las edades, no pasaba por alto el hecho de que España apenas un 17% de la población reconoce haberse involucrado en alguna acción durante el último año. Una cifra baja en comparación con la que muestran otros países del entorno europeo, en donde una media de ocho de cada diez personas manifiestan que les gustaría adherirse a alguna iniciativa de voluntariado.
Ahora el objetivo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad es superar ese 17% y para ello pretende desarrollar una serie de medidas. Una Estrategia Estatal del Voluntariado que se fundamenta en cuatro ejes (sensibilización, apoyo, coordinación y nuevas tecnologías), con los que pretende ampliar el conocimiento que la sociedad tenga de este tipo de acciones y que el voluntariado, como tejido social solidario, afiance sus posibilidades de transformación de la sociedad. Entre los instrumentos a utilizar se encuentra la reforma de la actual Ley del Voluntariado de 1996, y el impulso del “voluntariado virtual” con el que crear nuevos cauces de participación y que facilitar la participación de personas con discapacidad o personas jubiladas, un colectivo con enorme potencial en el campo de la solidaridad intergeneracional.
Pero hay que actuar con rapidez porque la situación del sector es crítica después de llevar meses soportando impagos y demoras al tiempo que se continúa e incluso se incrementa la atención de las necesidades de una legión de personas sumamente vulnerables, lo que ha llevado a muchas de estas organizaciones a una situación de asfixia por los recortes y la consecuente falta de recursos, por lo que millones de personas en este país podrían quedarse en el más absoluto desamparo.
