Quiero compañía. Ofrezco Hogar

Aunque aún estamos en plenas vacaciones de verano ya hay algún universitario (de los que cuando comience el curso deberá abandonar el hogar paterno) en busca de piso en el que alojarse durante el curso, lo que para muchos no es tarea fácil dadas las circunstancias económicas que estamos atravesando. Por eso es quizá este momento uno de los más apropiados para que los mayores muestren su solidaridad con los más jóvenes con proyectos como el de ‘Vive y Convive’ de la Obra Social de CatalunyaCaixa, en el que  jóvenes universitarios y mayores que viven solos, intercambian experiencias y compañía sin ánimo de lucro. El mayor ofrece alojamiento y el joven compañía.

Este programa forma parte de la red internacional de vivienda compartida,Homeshare International, que agrupa experiencias de todo el mundo a través de una web. En lo que a España se refiere, el programa comenzó a funcionar hace 15 años en Cataluña y poco a poco se ha ido extendiendo hasta el momento actual en el que se lleva a cabo en 31 ciudades distribuidas en Cataluña y en las comunidades de Madrid, Baleares, Extremadura, Aragón y Valenciana, habiéndose alcanzado en el último curso pasado un total de 358 parejas, y todo ello es posible a que la Obra Social de CatalunyaCaixa cuenta en este proyecto con la colaboración de los ayuntamientos y universidades de cada población en la que se desarrolla.

Los requisitos que han de cumplir los jóvenes que quieren participar en este programa son ser menor de 35 años, estudiar en una ciudad que no sea la de su domicilio familiar y no tener trabajo estable. Hay que señalar que el programa no sólo acoge a estudiantes españoles, sino también a universitarios de como Argelia, Irán, Rumanía, Polonia, Guinea Ecuatorial y países latinoamericanos como Chile, Argentina o Colombia.

Por su parte los mayores que quieran acoger a estos jóvenes en su casa han de ser superar los 65 años, vivir solo, no tener problemas de dependencia y debe mostrar una actitud abierta y favorable hacia los jóvenes.

Las solicitudes para formar parte de este programa se pueden hacer a lo largo de todo el año, aunque evidentemente es preferible que se haga en las fechas próximas a las de la matriculación en la universidad. El siguiente paso es la valoración y selección de los participantes por parte de psicólogos que además se encargarán de formar las parejas. Una vez hechas las presentaciones, con la mediación de un trabajador social y del psicólogo, se inicia un primer período de convivencia de un mes que será definitivo (lo que dure el curso académico) en el caso de que todo transcurra adecuadamente, para lo cual los profesionales van haciendo un seguimiento continuo, con visitas al domicilio y consultas telefónicas.

Además de una muestra de solidaridad, este proyecto supone una experiencia enriquecedora y muy positiva para ambas generaciones.

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