No te encariñes con tu contraseña, ¡es hora de cambiarla!

Las contraseñas son las llaves que dan acceso a nuestros servicios y por ende a nuestra información personal; por lo que  si alguien las consigue puede comprometer nuestra privacidad, pudiendo entre otras cosas: publicar en nuestro nombre en redes sociales, leer y contestar a correos electrónicos haciéndose pasar por nosotros, acceder a nuestra banca online, etc. Los mayores tendemos a ser un sector más vulnerable en estos aspectos de ciberseguridad, de ahí la importancia de estar alerta y ser precavidos.

Para evitar riesgos derivados de una mala gestión de las contraseñas, la Oficina de Seguridad del Internauta nos facilita algunas consejos muy fáciles de aplicar:

  • No compartas tus contraseñas con nadie. Si lo haces, dejará de ser secreta y estarás dando acceso a otras personas a tu privacidad.
  • Asegúrate de que son robustas. Han de estar formadas por al menos 8 caracteres: mayúsculas, minúsculas, números, caracteres especiales. Utiliza alguna regla mnemotécnica para recordarlas.
  • No utilices la misma contraseña en diferentes servicios. Utiliza SIEMPRE claves diferentes para servicios diferentes.
  • Cuidado con las preguntas de seguridad. Si las utilizas, que sólo tú y nadie más sepa las respuestas.
  • Utiliza gestores de contraseñas. Si te cuesta memorizar las contraseñas o utilizas muchos servicios, apóyate en estos programas, son muy útiles y sencillos de manejar.

Cómo crear contraseñas robustas

  • Debemos asegurarnos que la contraseña tenga :
    • longitud mínima de ocho caracteres,
    • que combine mayúsculas,
    • minúsculas,
    • números y
    • símbolos.

Precaución con las preguntas de seguridad para recuperar claves

Algunos servicios ofrecen la opción de utilizar preguntas de seguridad para que, en caso de olvido, podamos recuperar la contraseña. Sin embargo, muchas de estas preguntas son simples y cualquier persona que nos conozca mínimamente o que disponga de acceso a nuestras redes sociales podría averiguar la respuesta. Por ejemplo: ¿Cómo se llama tu mascota? Por ello, no debemos utilizar las preguntas de seguridad con respuestas obvias. Podemos facilitar una respuesta compleja o bien una respuesta falsa y sólo conocida por nosotros.

En este vídeo tutorial entenderás cómo y por qué es importante tener una contraseña segura

 

Fuente: Oficina de Seguridad del Internauta

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