Maduros y comprometidos

Está extendida la opinión que predica que las personas, a medida que envejecen, se vuelven más escépticas y menos proclives a colaborar e implicarse en causas sociales. Se tiene la impresión de que los proyectos idealistas y solidarios están sostenidos sólo por jóvenes y que el altruismo va menguado con la edad.

Siendo esa idea muy imprecisa, resulta cierto que uno de los problemas que aqueja a quienes se acercan a la tercera edad es la percepción de que sus posibilidades de contribuir activamente en la sociedad se angostan. Además, cuando sobreviene la jubilación, a veces de carácter anticipado, algunas de esas personas se consideran a sí mismas como improductivas y pasan por un periodo de decaimiento y hasta de crisis existencial. De súbito, una  larga preparación y una rica experiencia queda desperdiciada. Personas con mucho que ofrecer y con ganas y energías para hacerlo son desactivadas, sin que nada lo justifique. Precisamente por eso, si se les hacen propuestas adecuadas, su disposición a participar en programas de voluntariado es muy resuelta: una jubilación activa y con compromiso social puede ser una excelente forma de recuperar el entusiasmo y el dinamismo.

Algunas asociaciones sin afán de lucro han empezado a aprovechar ese potencial y configuran lo que se ha dado en llamar nuevo voluntariado. Es el caso de un proyecto tan interesante como el de Secot (www.secot.org), que pone en contacto a economistas, empresarios, ingenieros y etc. con jóvenes empresas, y ONG’s que no pueden costearse la contratación de asesores y expertos con ese perfil.

También existen los llamados voluntariados educativos, por los que mayores imparten a otros mayores clases de materias que por su profesión han dominado a la perfección, ya se trate de informática, lenguas u oficios. La asociación MAVAM, por ejemplo, es pionera en establecer experiencias de este tipo.

Los programas de voluntariado cultural también han obtenido gran reconocimiento. Mediante los mismos, personas jubiladas se dedican a enseñar a visitantes y estudiantes el patrimonio cultural, artístico y museístico de lugares emblemáticos de sus ciudades. La Confederación Española de Aulas de Tercera Edad (CEATE) es la encargada de coordinar este  programa que ha sido repetidamente premiado. Y, claro está, otras organizaciones tan conocidas como Cruz Roja o Cáritas ya han empezado a sacar partido de todo este caudal por descubrir, y que cada vez será más necesario tener en cuenta dado el progresivo envejecimiento de nuestras sociedades.

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