En alguna ocasión ya hemos hablado de cómo muchas personas deciden dedicar el tiempo de sus vacaciones a los demás, participando en diferentes programas de ONG’s adaptados a estos menesteres. Pero, como todo en esta vida, hay quien ha dado una vuelta de tuerca más queriendo compatibilizar un turismo de lujo con la cooperación para el desarrollo.
Y es que si hay una constante en una gran parte de los destinos más paradisíacos -por no decir la mayoría-, es que no lejos de los ostentosos hoteles se puede ver la pobreza y la miseria de los habitantes a los que, en el mejor de los casos, poco o nada llega de los beneficios del turismo. Para paliar en la medida de lo posible este tipo de situaciones y combinar lujo y solidaridad, algunas empresas del sector turístico están comenzando a ofrecer programas en el que el turista se aleja del típico ‘todo incluido’. Un ejemplo es la agencia de viajes Nuba, especializada en la organización de viajes a medida, expediciones y aventuras y que ha incorporado a su amplia oferta la posibilidad de contribuir al desarrollo de las rutas andinas en Venezuela, conviviendo con los indígenas y teniendo la posibilidad de que el turista se prepare un zumo de caña dulce de forma artesanal.
También la empresa Kuoni ha decidido desarrollar una actitud de turismo responsable a través de Ananea, ofreciendo a sus clientes las mayores comodidades sin que estos tengan por ello que renunciar a una conciencia ecológica, dándoles la oportunidad de participar en proyectos como el de la protección del oso panda en China, el salvamento de ballenas en el Mediterráneo o la educación de los niños tailandeses. Ananea, además, ofrece al viajero alojamiento en hoteles ecológicos y un turismo medioambientalmente sostenible.
Desde Six Senses, cadena asiática de hoteles y spas de gran lujo, ha ideado una oferta con la que animar a sus clientes a participar en trabajos para proteger y mantener en medioambiente. Consiste en que a aquellas personas que se alojen en los resorts de la cadena de las Islas Maldivas (Soneva Fushi y Soneva Gili) durante 10 días, sólo tendrán que abonar cinco, si a cambio trabajan 5 horas diarias en la recuperación de los arrecifes de coral, en la plantación de árboles para reducir los niveles de dióxido de carbono o en la ecuación de los niños de la zona.
Si alguien ya está pensando que para participar en estos ‘combinados’ de lujo y cooperación al desarrollo hay que ‘perderse’ en las selvas o a las antípodas, está equivocado. Cualquier espacio es perfecto para cuidar de la naturaleza y así lo han sabido ver los responsables del Hotel Whitepod, en la localidad suiza de Aigle, donde es posible pernoctar en unas originales estancias, una especie de iglús, que de un modo sencillo y ofreciendo únicamente lo estrictamente necesario, permite disfrutar de la comodidad y el lujo siendo respetuosos con el medio ambiente.
Tal vez más de uno considere que este tipo de acciones más bien vale para acallar ciertas conciencias, pero en cualquier caso, y sea cual sea el motivo, en este caso el fin vale la pena.
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