Hoy es el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel y aunque hay de diferentes tipos, este año queremos hacer especial hincapié en el melanoma, un cáncer cada vez más común y que se asocia con una excesiva exposición solar.
La incidencia del melanoma se ha triplicado en los últimos 30 años y aunque su curación es del 99% cuando se realiza un diagnóstico temprano, lo cierto es que también es el cáncer de piel más letal que existe, por este motivo es tan importante tanto la prevención como la detección precoz.
Además de la prevención es muy importante vigilar nuestros lunares, ya que el melanoma, por llamarlo de alguna manera, es la versión maligna de un lunar y cada milímetro de espesor que aumenta, aumenta un 10% su mortalidad.
Para reconocer si un lunar es normal o no, los médicos se guían por la regla del ABCDE:
- A de Asimetría: para comprobar si un lunar es asimétrico solo hay que dividirlo (visualmente) en dos y fijarnos si es igual por los dos lados, si no es así es que es asimétrico y debemos acudir a un especialista para que lo evalúe.
- B de Bordes: si el lunar tiene los bordes raros y poco definidos también es síntoma de alarma, pero que no cunda el pánico, los hay que son así y no son malos, mejor que nos lo vea un dermatólogo.
- C de Color: los cambios de color son motivo de sospecha. Si tenemos un lugar y este se oscurece, pierde color, o aparecen diferentes tonos en él es mejor ir al médico.
- D de Diámetro: los lunares grandes (lo de más de 7 mm de diámetro) o los que crecen hay que mirarlos bien, en la mayoría de los casos no es nada grave, pero ”mejor prevenir que curar”.
- E de Evolución: si el lunar cambia de ancho, de color, de tamaño, etc. debemos enseñárselo al médico para que sea él quien nos diga el motivo de los cambios.
En cualquier caso, éstas son sólo algunas pistas que nos ponen en situación de alarma pero que no tienen porqué ser siempre síntoma de malas noticias. También existen otras características que nos avisan de que nuestros lunares pueden ser malignos como que sangren, que genere escamas o costra, que produzca picor, o que se formen llagas que no se curan, por ejemplo.
Lo importante es estar atentos y comprobar que los lunares o las posibles manchas que tenemos en la piel permanecen iguales y si vemos que sufren cualquier tipo de alteración, lo mejor es pedir cita con el dermatólogo y que ya de paso nos mire todos los lunares del cuerpo. Además, los métodos con los que cuentan estos especialistas de nuestra piel son de lo más innovadores, por ejemplo mediante una dermatoscopia pueden observarse en un lunar estructuras o colores que no se ven a simple vista.
Se tengan o no alteraciones en la piel, lo recomendable es acudir al menos una vez al año al médico y que vea cómo está nuestra piel de saludable. Sobre todo es importante en aquellas personas que tienen muchos lunares, pecas o manchas de nacimiento, aquellas a las que les gusta mucho tomar el sol o lo han tomado desde que eran pequeñas o aquellas que tienen el pelo, la piel y los ojos claros.
En Estados Unidos, cada hora muere una persona víctima de un melanoma. Un diagnóstico a tiempo es un seguro de vida.