Frente a la astenia primaveral

En general el paso de una estación a otra siempre afecta a nuestro cuerpo y consiguientemente a nuestra mente y estado de ánimo, pero es con la llegada de la primavera cuando estos cambios son más acusados y notables. Mientras que la naturaleza recibe a la primavera con un estallido de esplendor y de energía, el agotamiento y el cansancio continuo, una tristeza inexplicable, irritabilidad, falta de apetito, tensión arterial baja, dolor de cabeza y malestar general, son las manifestaciones más habituales y conocidas de la astenia primaveral que se apoderan de nuestro organismo. Para combatirlos, nada mejor que utilizar las armas que la misma naturaleza nos ofrece: una amplia variedad de verduras y frutas de temporada cuyo modo de preparación también habrá que revisar el modo en el que cocinamos estos ingredientes.

Por lo que a las verduras se refiere, los espárragos, las alcachofas, los guisantes frescos, las espinacas y las coles de Bruselas son las protagonistas de la estación junto a berros, apio, rabanitos o nabos. De las frutas escogeremos igualmente las de temporada como fresas y fresones, albaricoques o melocotones, que podremos combinar con otras a las que se puede aplicar algún factor calentador como el fuego para compensar las temperaturas más frías de las primeras semanas de la primavera, como manzanas, peras y uva moscatel en compota. También es conveniente incrementar el consumo de cereales integrales y de hidratos de carbono. Además es aconsejable reducir el consumo de carnes y huevos, remplazándolos por carnes blancas como pollo y pavo.

Junto a cambiar algunas de las pautas de nuestra alimentación, otra forma de combatir la astenia es dormir las horas que nos pida nuestro cuerpo, hacer algo de ejercicio y practicar algunos ejercicios de relajación. Pero si todo esto no es suficiente, siempre se puede acudir, con la supervisión de un profesional, a ‘complementos’ naturales. Para ello la fitoterapia nos ofrece productos estimulantes como el guaraná, el ginseng, el jengibre, el eleuterococo y la maça.

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