Su Santidad ha pedido de manera firme y contundente ante el cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede el sí a la familia estable y al cuidado de las personas mayores.
Francisco hace especial hincapié en los desafíos que tiene que afrontar la familia en estos tiempos en los que está ”amenazada por el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida”.
Y, aunque, el Sumo Pontífice reconoce que ”hoy existe un miedo generalizado a la estabilidad que la familia reclama y quienes pagan las consecuencias son sobre todo los más jóvenes, a menudo frágiles y desorientados y los ancianos que terminan siendo olvidados y abandonados”, el Santo Padre ha llamado al diálogo, que ha definido como ”el mejor antídoto contra el individualismo” para combatir el cansancio y los resentimientos en la sociedad.
No es la primera vez que el máximo representante de la Iglesia Católica se ha mostrado preocupado tanto por la familia como por los mayores.
De la primera ha comentado en otras ocasiones que ”algunos atacan el matrimonio, pero la familia estable da esperanza a los jóvenes” y ”cuando nos preocupamos por nuestras familias y sus necesidades, cuando entendemos sus problemas y esperanzas, cuando sostienen la familia, sus esfuerzos repercuten no sólo en beneficio de la Iglesia; también ayudan a la sociedad entera”.
También reconoce que no es una tarea sencilla ”todos sabemos que no existe la familia perfecta, ni el marido o la mujer perfectos y no digamos la suegra perfecta… Existimos nosotros, los pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: que un día no termine nunca sin pedir perdón”.
Y es que, Francisco no ha podido definirlo mejor: ”tener un lugar a donde ir, se llama hogar. Tener personas a quien amar, se llama familia, y tener ambas se llama Bendición”.
En cuanto a los mayores, Francisco siempre tiene un recuerdo para nosotros y nos anima a guiar a los más jóvenes con nuestra sabiduría porque ”los ancianos son como el buen vino, que mejora con los años”. Además, dice que ”los que cuidan a los mayores con amor, colaboran al bien de la sociedad”.
Una vez más, el Papa habla alto y claro, y es contundente con su mensaje de apoyo a la familia y a los mayores, pero además, ha aprovechado este encuentro en la Santa Sede para ser duro y crítico con el hecho de que el hambre conviva con la cultura del despilfarro y con el abuso de los poderosos y llama a vencer el miedo a los refugiados y garantizar su acogida pese a los temores despertados por la amenaza del terrorismo internacional.