Como David contra Goliat

Comunidades en conflicto por motivos étnicos, religiosos o territoriales, minorías desprotegidas a quienes se niegan los derechos más elementales, pueblos sometidos a imposiciones coloniales. Puede parecer un retrato del siglo XIX, pero es el pan nuestro de cada día.

Por ese motivo, valores como el respeto a la diversidad o el derecho a la diferencia son cruciales tanto para garantizar la estabilidad geopolítica global como para preservar el vasto pero amenazado patrimonio cultural de nuestra especie. Y en su promoción y en el derribo de los obstáculos que ésta encuentra se empeñan algunas organizaciones a las que está a nuestro alcance ayudar.

Desde luego que la UNESCO dispone de muchos recursos, programas e información para trabajar en esos campos, desde campañas educativas o de salvaguarda de lenguas sitiadas a iniciativas de concienciación sobre el valor del patrimonio inmaterial. Asimismo, Instituciones como el Consejo de Europa o el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos también desarrollan cierta tutela genérica para ayudar a los miembros de comunidades vulnerables a protegerse.

Sin embargo, hoy querríamos poner de relieve la labor de algunos grupos que en nuestro entorno más inmediato han desarrollado grandes tareas al servicio de una cultura de paz y diversidad, y que siempre serán receptivos a nuestra voluntad de arrimar el hombro.

Survival, por ejemplo, con una trayectoria ya bastante larga e implantación internacional, ha destacado por su compromiso con los pueblos indígenas. Su misión comienza por la concienciación de los ciudadanos del primer mundo, trata de influir en la opinión pública y así presionar a gobiernos desconsiderados y lleva a término acciones de reivindicación y mediación sobre el campo, con especial atención a pueblos a quienes no se les respetan sus derechos territoriales o que son perturbados por administraciones y compañías multinacionales: los ayoreo y enxet de Paraguay, los khanty siberianos o los dongria kondh de la India figuran entre quienes se han beneficiado de su acción. En su completa web se pueden encontrar muchos datos, así como formas de colaborar. Y no solo se trata de aportación económica: el voluntariado es una forma tanto o más eficaz de hacer algo útil por algunos de esos “condenados de la tierra”

Lliga dels Drets del Pobles coincide con buena parte de esos objetivos. Sus medios para alcanzarlos consisten, por un lado, en informar a un público occidental que frecuentemente desconoce la realidad más elemental de lo que ellos llaman “el área caracterizada por el subdesarrollo, y de la población inmigrante que procede de ella.” y, por otra, a la cooperación con las propias comunidades u otras entidades que trabajen en su beneficio. Entre las campañas ligadas a la organización que han descollado en los últimos años, destacan “Congo, perill de riqueses”,  que informa del sangriento conflicto africano, sus motivos y efectos o la exposición fotográfica itinerante “Chechenia, rompamos el silencio”, que denuncia los abusos y vulneraciones de los derechos humanos en esta república sometida a Rusia. Su sobresaliente página web, además, ofrece información de primera mano sobre el Cáucaso Norte en catalán, castellano e inglés. Un proyecto democrático, abierto a la participación y que merece la pena tener en cuenta.

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