Vivir es compartir

Muchas veces esta sección es un poco nuestro polvo de estrellas: frente a la cotidianeidad, una mirilla al mundo del lujo y de la opulencia. Pero también existen formas atractivas y apasionantes de vivir que no requieren ni mucho dinero ni deseo de gastarlo, sino más bien lo contrario. Una de ellas es la que se rige por fórmulas de lo que se ha dado en llamar “consumo colaborativo”.

Nuestro modelo económico está basado hoy en la compra y propiedad exclusiva de los bienes que, además de otras consideraciones ideológicas, supone muchas veces, en el plano práctico, tener cosas acumuladas de las que se saca poco partido y que nos han hecho gastar un dinero que hubiésemos empleado mucho mejor en otros menesteres.

De esa constatación nacen fenómenos que, especialmente gracias a la capacidad de poner a personas en contacto que supone Internet, se basan en compartir nuestros bienes con terceros de modo que todos obtengamos un provecho.

Esta filosofía de hacer un mundo más sostenible, equitativo, basado en relaciones humanas más altruistas y que malgaste menos recursos tiene su concreción en comunidades y redes de todo tipo.

Y aunque nuestra intención hoy se explicar el concepto para que empiece a sonarnos a todos (Consumo colaborativo), no nos resistimos a poner algunos ejemplos. Así, tenemos portales como http://compartir.org/ o http://www.conduzco.es/ destinados a que desconocidos que hacen un mismo trayecto diario o que deben viajar a un mismo lugar compartan coche y gastos.  También tenemos los ya muy populares servicios de alquiler de bicicletas “colectivas” en ciudades como Barcelona o Sevilla. Están los mercados de trueque en intercambio de productos que ya no queremos como truequear.com o cambia.es, o incluso los de regalo desinteresado tales que nolotiro.com. Gente que intercambia tiempo, destrezas y conocimientos. Y así un largo etcétera de expresiones (quienes comparte huertos, financiaciones colectivas de las que ya hablamos en un anterior artículo, préstamos entre particulares, permutas de alojamiento para vacaciones y viajes) que iremos desgranando en futuras entradas. La fórmula de vida que podría revolucionar el mundo ha llegado y los mayores no podemos descabalgarnos de ella, porque también el futuro es nuestro.

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