Viaje Sentimental Danubiano

La publicación en 1986 de El Danubio fue no sólo un hito en la narrativa de viajes, sino en la literatura europea en general. Con ese título, Claudio Magris, germanista y figura eminente de la cultura italiana, inauguraba un género propio, en el que confluían el ensayo, la autobiografía, el cuaderno de bitácora o  la historia.

Danubio abajo, al mismo ritmo ora remolón ora disparado del río, siguiendo sus meandros y sinuosidades, el escritor triestino cosía pedazos de esa historia principal o subalterna que ha discurrido a orillas de una de las grandes médulas de la cultura de nuestro continente. Un crisol que se compone de la alta literatura de Céline, Canetti o Kafka, pero también del trabajo casi anónimo de pequeños poetas locales; de los grandes movimientos de la civilización, aunque también de la sorda vida cotidiana de los pueblos minoritarios que los han sufrido. La expansión oriental alemana, la larga presencia judía y su dramática destrucción, la duradera sombra otomana, la huella del socialismo o los residuos de la monarquía de los Habsburgo desfilan por este libro prodigioso, que en su discurso va atesorando paisajes, relatos, recuerdos e intuiciones hasta crear un todo cuyo significado es superior a la suma de sus partes.

Desde las dudosas fuentes del Danubio en Alemania, hasta su ubérrimo Delta en Rumanía, pasando por las grandes urbes y junturas del río, Ratisbona, Passau, Viena, Budapest, Bratislava, Belgrado, Ruse, Magris se balancea entre las certidumbres que nos ha ido dejando nuestro pasado y las zozobras del presente, con el trasfondo de las dificultades de construcción de una identidad común europea en un microuniverso tan fragmentado y lleno de contradicciones.

El Danubio es una maravillosa guía de viajes si se sigue el mismo trayecto que Magris, o la forma ideal de descender mentalmente por el más importante de los cauces del viejo mundo.

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