Valorar la elegancia

La elegancia natural existe, la prueba está en los iconos de la época dorada de Hollywood y encuentra su máxima expresión en la actriz y musa de moda Audrey Hepburn. Esto no quiere decir que los estilistas no consigan hacer maravillas y que el marketing termine de dar el empujón final. Sin embargo, la elegancia no debería ser cuestión de posibilidades materiales ¿o si?

Como cada año, la revista Vanity Fair acaba de convocar las votaciones a los mejor vestidos de este año. Así, pide a sus lectores que valoren qué figuras de la moda, el cine y la música pueden considerarse iconos de estilo en seis categorías diferentes: mejor vestida, mejor vestido, pareja mejor vestida, profesionales de la moda, originales de la moda y hall de la fama.

Algunos de los candidatos son Daniel Graig, actual James Bond, la ya fija en estas listas y protagonista de la serie y película Sexo en Nueva York, Sarah Jessica Parker –parece que persona y personaje han terminado por fundirse-, David Beckham –para orgullo o envidia de su esposa Victoria que suele encabezar algunos rankings de las menos elegantes- o el duque de Feria y su hermano Rafael Medina. La Primera Dama francesa, Carla Bruni también está entre las aspirantes. Curiosamente, ha debido mejorar su vestuario con su entrada en el Elíseo ya que antes de su boda con Nicolás Sarkozy no entró en ninguna de estas listas.

Las definiciones de elegancia varían tanto como las personas y son tan poco explicativas que raramente la mayoría de críticos de moda aplauden el estilismo de una misma persona. En este sentido, tenemos en España el mejor de los ejemplos: la princesa Letizia que de la noche a la mañana ha pasado de ser ”poco atrevida”, ”copia de la reina”, ”con un vestuario que la envejece” a causar verdadera sensación con sus estilismos veraniegos.

Comentarios

Deja un comentario