Cualquier excusa es buena si se trata de disfrutar de jornadas en familia. En esta ocasión, el pretexto es la nieve, que esta temporada ha caído con fuerza en las principales estaciones de esquí del país, prometiendo intensas jornadas en plena naturaleza.
Las condiciones atmosféricas nos permiten cambiar el escenario de reunión y, por tanto, las actividades que podemos realizar juntos. No hace falta que recorramos todo el país en busca de una estación abierta, todas están funcionando y ampliando su oferta para atraer a todos los visitantes que el pasado año se quedaron con la miel en los labios.
Desde Sierra Nevada (Granada) hasta Los Pirineos, podemos aprovechar la cercanía de las estaciones a localidades con encanto para complementar la práctica de deportes de invierno con el turismo rural.
A priori, esquiar es el plan por excelencia de quienes viajan a una estación nevada. Si somos inexpertos podemos recibir clases con monitores que nos inicien en esta disciplina deportiva. Sin embargo, esto no es, ni mucho menos, lo único que podemos hacer en la nieve. Para los más pequeños, y para muchos que no lo son, deslizarse en trineos es una verdadera atracción, como construir figuras o lanzarse bolas. Juegos de niños que también divierten a sus mayores.
La privilegiada localización de las estaciones de esquí invitan, asimismo, a ‘explotar’ la naturaleza: pasear por los parajes naturales respirando aire puro; visitar pequeños enclaves que parecen sacados de cuento y degustar su gastronomía. En definitiva, es el momento para romper con la rutina, cambiar de aires y disfrutar en familia de este blanco accidente atmosférico.
