Turismo termal

Podría decirse que el turismo termal está de moda aunque, en realidad, los viajes para “tomar los baños”, mejorar la salud, restablecer la forma física y descansar han sido siempre muy populares entre quienes podían permitírselos. Prueba de ello es que en nuestro país -que cada año mueve miles de turistas interesados, precisamente, en este tipo de ocio y descanso- cuenta con algunas instalaciones centenarias que, todavía hoy, gozan de gran popularidad y prestigio.

Entre ellos destaca el balneario de La Perla, que cumplió su centenario el pasado año. Situado en San Sebastián, en plena playa de La Concha, destaca por sus aguas terapéuticas que sirven de base para tratamientos de talasoterapia, terapias antiestrés o programas de recuperación física para deportistas. Tratamientos estéticos, ejercicios para embarazadas e incluso natación para niños completan la oferta de este emblemático lugar.

También centenario es el Balneario de Fitero -situado en el extremo suroccidental de Navarra, en el valle del río Alhama- una de las estaciones termales más populares de Europa cuyo origen se remonta, probablemente, a la época romana. Cuenta con dos fuentes termales, cada una con su respectivo hotel; gestionadas de forma conjunta de 1909.

Otro destino mítico para “tomar las aguas” es el Gran Hotel Balneario de La Toja que, como los anteriores, ya ha alcanzado la centena. Desde 1907, este destino termal ha abierto sus puertas a escritores, reyes, científicos y filósofos que se han beneficiado de las sensacionales vistas de la vía de Arousa; pero sobretodo de sus aguas ricas en sodio, calcio, hierro y magnesio, que manan a una temperatura de entre 35º y 60º C.

Por último, en cuestión de antigüedad, la palma se la llevan, probablemente, las termas romanas de Alange, que tras ser utilizadas como baños árabes, volvieron a abrir sus puertas en el siglo XIX, convirtiéndose en uno de los centros termales donde se combinan las terapias ancestrales con los tratamientos más novedosos.

Foto: Balneario de Alange

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