Tónicas para dar y tomar

Los ingleses se han caracterizado siempre por aportar elementos de gran calidad a la cultura gastronómica occidental, pero entre ellos cabe destacar el empleo del agua tónica como bebida medicinal y refrescante. La mezcla de agua carbonatada con quinina (que se extrae del árbol de la quina) recibió el nombre de agua tónica, siendo en su origen una bebida puramente medicinal empleada para combatir la malaria en regiones de Asia y África.

Con el paso del tiempo, se fueron rebajando las proporciones de quinina –caracterizada por un fuerte sabor amargo- y añadiéndole azúcar y elementos cítricos, de tal forma que su estructura burbujeante y su sabor amargo resultaron ser un refresco muy agradecido en climas calurosos. De esta forma, empezó a extenderse y popularizarse este brebaje en todas las colonias británicas a lo largo del globo.

Como es habitual, los paladares más exquisitos no se conformaron con la simple prueba de la tónica, sino que experimentaron su fusión con elementos alcohólicos, resultando ser la perfecta pareja de la ginebra e institucionalizándose de este modo el gin-tonic, una de las bebidas más famosas y reconocidas en todo el mundo.

Hoy en día, han proliferado las distintas fábricas de tónica que quieren ser reconocidas dentro del mundo de la gastronomía gourmet, añadiendo su particular aporte al progreso de esta bebida. Así pues, encontramos tónicas que incorporan elementos de todas las regiones del mundo, como pueden ser naranjas de Sevilla, pepino estadounidense e incluso limón indio. Es precisamente en la India donde mayor tradición tiene la fabricación de tónica, debido en parte a su condición de colonia británica, pero también a causa del natural gusto por lo amargo, propio de toda la cultura hindú.

De este modo, se fabrican en la actualidad tónicas específicas para combinar sólo con algunas ginebras, creándose maridajes excepcionales por su aroma, textura e incluso color.

¿Te animas a experimentarlos?

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