Todos a Belén

En los primeros días de la Navidad, algunos pueblos de España abandonan su identidad real para transformarse en Belén. Una de las tradiciones más antiguas de nuestra cultura que consigue mover a familias enteras a lo largo de nuestra geografía para sentir la Navidad lo más intensamente posible.

Algunos de los belenes vivientes han llegado a ser tan conocidos que, independientemente de las creencias religiosas de cada uno, se convierten en lugares de peregrinación llegadas estas fechas. Es el caso de la localidad catalana de Sant Guim de la Plana. La peculiaridad de este belén es que incluye oficios olvidados entre los que se acercan al pesebre del Niño.

Considerado por sus propios habitantes como el mayor belén viviente de España, la representación que realiza el pueblo gaditano de Arcos de la Frontera del nacimiento de Jesús es uno de los más visitados de nuestro país. A pesar de que sólo se realiza un representación a lo largo de las Navidades, su detallismo en las caracterizaciones y el entorno, con calles estrechas, empinadas, empedrado por calzada y casas de piedra blancas, hacen de este nacimiento uno de los más especulares.

En La Rioja encontramos varios belenes vivientes a tener en consideración si viajamos a esa región. Aunque el más reconocido es, sin duda, el que organiza la localidad de Alcanadre, con soldados romanos, ganado real, y diferentes figuras bíblicas, todos repartidos por una colina llena de cuevas y recovecos.

La Comunidad de Madrid cuenta también con su particular belén. El de Buitrago de Lozoya, una escapada navideña que puede hacerse cualquiera de los tres días que suele representarse cada año.

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