San Sebastián: tradición y futuro

La capital de Guipúzcoa hunde sus raíces en lo más profundo de la historia, siempre relacionada con el mar, la costa y los verdes valles que la rodean. Su privilegiado enclave le ha permitido ser una ciudad que, mientras ha sabido preservar cuidadosamente su tradición, ha sabido igualmente abrirse al futuro a través de cuestiones tan atractivas y fundamentales como la gastronomía, la arquitectura o el arte.

Tierra y mar se han unido siempre en la gastronomía vasca, famosa por sus ‘pintxos’ y alguno de sus vinos como el Txakolí. Resulta imprescindible perderse por el casco viejo de San Sebastián y dejarse seducir por la inabarcable oferta que nos ofrecen todos y cada uno de los bares que abren sus puertas para que probemos las ‘gildas’, ‘ajoarrieros’ y demás exquisiteces.

Pero quizá sea Donostia la ciudad que mayor renovación ha sabido dar a sus platos y, no en vano, es la ciudad española que con diferencia aglutina un mayor número de restaurantes con las afamadas 3 estrellas de la Guía Michelín, los de los mundialmente famosos chefs Juan Mari Arzak, Pedro Subijana y Martín Berasategui.

Igualmente, la burguesa ciudad vieja ha sabido abrir sus puertas al siglo XXI y ha incorporado elementos de algunos de los mejores diseñadores que ha dado nuestro país, como son El Peine del Viento en el rompeolas de la Playa de la Concha –obra de Eduardo Chillida-, el edificio del Club Náutico, ejemplo de la Arquitectura de vanguardia del Movimiento Moderno construido hace casi cien años, o el complejo Kursaal proyectado como unas rocas de sal por el arquitecto navarro Rafael Moneo. De esta forma, San Sebastián ha sabido incorporarse plenamente al siglo XXI sin renunciar a sus tradiciones, costumbres y gusto por el buen vivir.

Comentarios

Deja un comentario