Rodéate de piel

Si queremos dar a nuestro hogar un toque de elegancia, de estabilidad y perdurabilidad en el tiempo, nada mejor que introducir alguna pieza del mobiliario en cuero: desde sillones y sillas a mesas auxiliares u objetos decorativos como cojines, bandejas, floreros e incluso hieleras, y hasta las mismísimas paredes… Y es que la piel da carácter, introduce un toque natural y permite combinar estilos como el country o el minimalista.


 


En tiempos pasados el cuero se reservaba para los salones y para las decoraciones muy clásicas, pero hoy en día el cuero se presenta con tal variedad de tonalidades y elementos que es integrable en cualquier estancia de la casa, desde el despacho a la habitación de los niños, con el estilo más clásico y sobrio hasta el más vanguardista, sofisticado y colorido.


 


La piel es un material muy resistente, fácil de limpiar y tiene una adaptación sensacional a la temperatura ambiente, pero todo ello no quita que debamos cuidarlos para mantenerlos en perfecto estado y con todo su esplendor. Así, es conveniente evitar su exposición directa al sol y a fuentes de calor y limpiar a diario con un paño húmedo muy suave, pero sin utilizar productos químicos, que contengan alcohol o destilados de petróleo. Debe también evitar usar aceites, productos con solventes o amoníacos. Si encontramos alguna mancha algo más importante se puede recurrir a la elaboración de una mezcla jabonosa de agua con champú y frotar ligeramente todo el mueble con un paño humedecido (no mojado), tratando de que no queden manchas por cambio de color en el cuero. Para ralladuras leves o manchas de tinta, intentaremos eliminarlas con una goma de borrar.


 


No está de más hidratar la piel, para lo que puede servir perfectamente cualquier crema hidratante de las que usamos en el aseo personal y que aplicaremos más o menos una vez al mes. Otra opción es utilizar una cera neutral, pero se aconseja no mezclar los dos productos al mismo tiempo. Use una vez la crema y otra la cera. También es recomendable que unas dos veces al año se aplique una protección, una película invisible, que dura algunos meses y protege muy bien este material. Además, si hay algún problema concreto como rotura, raspón o algún derrame, es necesario hacerse con alguno de los productos específicos que permitan reparar el daño en la piel.


 

Siguiendo estas pautas mantendremos durante mucho tiempo la piel de nuestro mobiliario sin que pierda su color, se descamarse, agriete o cambie de textura.

Comentarios

Deja un comentario