Risas, gritos y llantos de nuestros nietos: ¿delicia o tormento?

Parece una broma, pero no lo es. Desde hace años, en Alemania, existe una ley que regula los decibelios permitidos en la ciudad y, si se sobrepasa el límite establecido por dicha ley, se incurre en un delito punible. Esta es una de las razones por las que las familias alemanas temen tener prole numerosa y pocos emprendedores se atreven a gestionar negocios que tengan relación con el público infantil, ya que existen varios casos de vecinos que, habiendo demandado a Guarderías a causa del ruido, han salido ganadores de estos sorprendentes pleitos.

Por suerte, parece que próximamente la cosa va a cambiar. El hecho de que Alemania se haya convertido en uno de los países europeos con la natalidad más baja -con una media de 1,37 hijos por cada mujer en edad fértil- motivó que el Partido Socialdemócrata (SPD) presentara una enmienda para reformar esta estricta ley de contaminación acústica que, hasta el momento, venía regulando el sonido emitido por los infantes, incluso en los parques y en plena calle. Además de esta medida, el Gobierno Federal ha aplicado este año todo un paquete de reformas destinadas a fomentar la natalidad, entre las que se cuentan importantes ayudas a las familias numerosas y facilidades a la hora de alquilar viviendas que cuenten con espacio necesario para la crianza de los hijos.

Con todo esto, el gobierno alemán pretende continuar la trayectoria trazada desde el año 2006 -cuando la tasa de natalidad alcanzó la bajísima cota de 1,32 hijos por mujer- consistente en aplicar distintas medidas favorables a la natalidad y la familia, entre las que se incluyeron campañas publicitarias que concienciaban a la población de la importancia del nacimiento de nuevos niños.

Por el momento la política germana en este sentido parece estar funcionando, lo sorprendente es que no se hayan dado cuenta hasta el momento de que las risas, los gritos y los llantos de los niños no sólo no son un delito, sino que constituyen una parte importantísima para su desarrollo como personas y, además, en la mayoría de los casos hacen muy felices a quienes les rodeamos.

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