¡Que no se hielen tus plantas!

Pleno temporal de frío, viento, lluvia…. No cabe duda que el invierno ya está aquí y las plantas de nuestro hogar necesitan que las protejamos de los rigores invernales. La propia naturaleza hace que en esta época disminuyan su actividad y de ese modo resistir mejor las inclemencias del tiempo. En este tiempo apenas se desarrollan (el período de crecimiento se extiende, aproximadamente, de febrero a octubre), pero es necesario cuidarlas para que la climatología adversa no provoque daños mayores.


 


Si tenemos plantas en el exterior, ya sea un jardín o un balcón, es fundamental proteger a las plantas durante la noche, ya que es cuando el descenso de las temperaturas y las heladas son más acusadas. Un método sencillo pero efectivo es cubrir las plantas con plásticos o mallas especiales o ponerlas en un lugar a salvo de corrientes de aire. También se han de proteger las raíces y los bulbos, ya que ahí es donde se almacenan los nutrientes. Para ello se puede utilizar abono caliente con el que cubrirlos o también se puede acolchar la zona con las hojas secas que caen de las plantas, paja o cartones. Además si se trata de plantas altas, no hay que olvidarse de resguardar el tallo, ya que en algunas especies, a parte de ser el transmisor de os nutrientes, es también un lugar en el que mantienen una reserva de sustancias.


 


Además del frío hay que tener en cuenta otros factores como el viento, no sólo perjudicial por su propia acción (su fuerza puede doblar las plantas, lo que obliga a sujetar las más altas con palos o cañas que las mantengan rectas), sino porque también acentúa las de frío, ya que su acción equivale a una temperatura entre tres y cinco grados menos.


 


Igualmente habrá que estar prevenidos ante granizadas que pueden causar daños muy importantes en la vegetación. En cualquier caso, es evidente que la duración de cada uno de estos fenómenos también ha de seer tenido en cuenta, ya que si el tiempo de exposición al frío es muy prolongado, la planta apenas podrá recuperarse de sus efectos, sin olvidar que en épocas de lluvia se pueden formar charcos que inunden las raíces.


 


A la hora de regar hay que hacer ciertas ‘adaptaciones’ en el invierno. Así, la frecuencia ha de ser menor, esperando a que la tierra se seque antes de regarla de nuevo. Es conveniente que el agua esté más bien templada para paliar los efectos de las bajas temperaturas y ayudar a la planta a recuperarse del frío. Usar el riesgo por aspersión es una opción que resulta muy útil para eliminar la escarcha acumulada durante la noche. En el caso de que haya nieve, primero se debe eliminar de las plantas y esperar a regar cuando calienta el sol. De esta forma, se evita que el agua acumulada sobre las plantas se hiele debido a las bajas temperaturas.


 

Por lo que se refiere a las plantas del interior de la vivienda, estas se ven más afectadas por las calefacciones que por las inclemencias del tiempo. En este caso el riesgo es que el calor las seque demasiado, por lo que es importante regarlas o pulverizarlas, mantener una temperatura que oscile entre los 18º y los 20º C y no descuidar la cantidad de luz.

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