Punto ¿y final?

La fecha de caducidad informa del término de conservación de los alimentos. Una vez superada, no se nos garantiza la integridad de nuestra salud en caso de consumirlos.

Es un aspecto legal básico en asuntos de salubridad e higiene alimenticia y las asociaciones de consumidores insisten en recordárnoslo, porque es un tipo de advertencia que parece que cada vez se tiene menos en cuenta o se relativiza.
No es menos cierto que, dependiendo del tipo de alimento que se trate, ésta fecha  puede variar y que no en todos los casos los riesgos son de igual magnitud. Y como es de dominio común, en algunos productos, las marcas se curan en salud y es posible que anticipen la fecha de caducidad a la que realmente correspondería.

Pero aun así, muchas de las intoxicaciones e indisposiciones alimentarias domésticas se producen, precisamente, por actitudes erróneas en el hogar: como no respetar las temperaturas a la que deben estar los alimentos para conservarse en perfectas condiciones hasta su consumo o caducidad; no comprobar si lo que vamos a ingerir está caducado o no, o congelar alimentos una vez ya han sido descongelados.

La fecha de caducidad de un alimento envasado debe aparecer obligatoriamente en alguna parte visible de los envases e indica la fecha a partir de la cual un producto no se debe utilizar, ya sea por razones de seguridad o de eficacia. Pero tanto en el caso de los frescos como de los procesados, su mayor o menor perdurabilidad depende igualmente del tipo de envase y de las condiciones de conservación, pudiendo variar hasta en días de diferencia.

Por otra parte, existe una fecha de consumo preferente, presente en productos de larga duración normalmente conservados en latas, que no indica que ese alimento no pueda ser consumido después de dicha fecha, como ocurre con la de caducidad, sino que puede perder parte de sus cualidades gustativas y nutritivas. Algunos productos, como es el caso de la cerveza, el azúcar, el vinagre o el café, entre otros, tienen una vida muy longeva y la fecha que figura en sus envases solo indica un posible deterioro de sus propiedades, no de su

Sin embargo, tanto la fecha de caducidad de los productos envasados como la de consumo preferentes se pueden ver alteradas considerablemente si el envase ha sufrido alteraciones, se ha deteriorado o si las condiciones de conservación no han sido las recomendadas.

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